Tras diversas iniciativas piloto similares puestas en marcha en países como Alemania, Francia o Suiza, las carreteras electrificadas, con capacidad de carga por inducción, serán muy pronto realidad, al menos en Suecia.
El país escandinavo es el que más ha invertido, más de 16 millones de euros, en desarrollar esta avanzada tecnología, que revolucionará la movilidad del coche eléctrico. La semana pasada comenzaron a construir la primera carretera de carga por inducción en la isla de Gotland, según avanzó Híbridos y Eléctricos. Tendrá 4,1 km y unirá el aeropuerto de la ciudad de Visby con el centro urbano.
De momento, la empresa encargada del proyecto construirá sólo 1,6 km, que será la distancia en la que se realizarán las primeras pruebas con un camión y bus eléctrico, en los próximos meses. Son las previsiones que anuncian en la página web del proyecto, llamado oficialmente SmartRoad Gotland y que tiene una duración de tres años. En el futuro, también la podrán usar turismos.
El sistema usado es sencillo de comprender, aunque aumenta considerablemente los gastos de construcción de una carretera convencional. Antes de asfaltar, se abren unas pequeñas zanjas de 8 cm sobre el suelo a modo de raíl donde se instalarán unas bobinas de cobre electromagnéticas. Estas se activan únicamente cuando el vehículo pasa por encima de ellas.
En cuanto a los vehículos, solo será necesario que cuenten con un receptor de energía en los bajos, que logren captar la electricidad de las bobinas para así cargar sus baterías. En principio, la potencia de recarga máxima será de 15 kW por transmisor, aunque los vehículos pesados podrán contar con más receptores (hasta 5) para aumentar su potencia.
Este avance revolucionará otra vez el concepto de coche eléctrico. Ya no será necesario que las baterías sean tan grandes, debido a que se están recargando continuamente, sin necesidad de almacenamiento. De aumentar la red de carreteras electrificadas, desaparecerán también los problemas de carga en viajes de larga distancia, obteniendo una autonomía ilimitada.
Esta última es la principal ventaja de las carreteras de carga por inducción. Pero también acabará con la necesidad de instalar una toma de carga en casa y pagar más en la factura de la luz.
Por contra están los costes derivados de levantar y reasfaltar un gran número de carreteras, que una vez terminadas posiblemente acaben siendo de pago para sufragar los gastos. Por otro lado, habrá que comprar uno o varios receptores de energía y los coches eléctricos actuales no son compatibles con estos aparatos, siendo necesaria una readaptación que se prevé muy costosa.