En un contexto con la gasolina en auge y con la moda todocamino en expansión, los dos coches que confrontamos lo tienen todo para llegar al comprador. En primer lugar, atienden a razones
más pasionales en su morfología.En este sentido, el C-HR se aparta de la línea sobria habitual de la casa japonesa para poner el acento en un estilo más impactante. A decir verdad, este Toyota parece lo que no es. Es compacto, pero no tanto como sus carrocería sugiere: con 4,36 metros es hasta tres centímetros más largo que un Auris . Y si hay que encasillarlo, el adjetivo de SUV resulta demasiado ambicioso, por unas capacidades para salir de la carretera limitadas.
El X2 juega en una liga en la que la imagen también es importante. La gama de todocaminos de BMW es amplia, y este incide en unos rasgos más deportivos que los del BMW X1 , por ejemplo, a la vez que reduce sus dimensiones. Así, con el mismo largo que su rival, abraza un cuerpo algo más ancho y más bajo, esculpido en este caso bajo la tutela de un acabado M Sport X que viene a ensalzar cierto espíritu campero.
A todo ello, fuera del ámbito de la estética, suman dos concepciones de motor bien diferentes. Mientras que el nipón solo contempla la tecnología híbrida (principal lema de Toyota), el alemán accede a la familia X2 con tracción delantera y un pequeño motor de solo tres cilindros. Sí, los dos gasolina, pero de funcionamiento totalmente opuesto.
Centrémonos en los datos objetivos para ver cómo se va resolviendo la contienda. En primer lugar, cabe destacar la ligera ventaja del BMW X2 en anchura interior, tanto en las dos filas como en el maletero. A lo alto, sin embargo, la ventaja es mínima y en cualquiera el techo queda a una distancia holgada.
Un inciso llegados a este punto, porque el corte más cupé de la zaga del Toyota C-HR condiciona la forma de ventana y puerta trasera. Como resultado, el espacio es más claustrofóbico y oscuro para los pasajeros. Otro tanto que se anota el bávaro atiende al maletero, casi 100 litros más capaz que el de su adversario. En cualquier caso, los dos evidencian una altura de carga elevada, sobre todo en el coche de Toyota.
Siguiente capítulo de comparación: la calidad de los habitáculos. BMW se lo cobra, como luego veremos, en el precio, pero sí es verdad que está en un escalón superior en todos los detalles. No obstante, esto no quiere decir que el Toyota presente mal aspecto.
La calidad percibida es buena y concibe el salpicadero con espacio prioritario para el sistema multimedia: la pantalla central táctil (de 8,0 pulgadas) manda sobre el resto de elementos. Su posición elevada permite una buena visión, y aunque su manejo es algo más lento que en BMW (en este, la pantalla de 8,8 pulgadas es opcional y más grande que la de serie) cumple más que de sobra.
Así y todo, aún considero más acertado contar con un mando multifunción para operar sobre el sistema. Distrae menos la conducción y el de BMW es de los mejor resueltos del mercado (compacto, con accesos a las funciones más demandadas), con lo que al final hasta te olvidas que la pantalla central también es táctil.
Las mecánicas utilizadas en cada caso marcan el patrón de comportamiento que sus conductores van a tener en uno u otro asiento. En el Toyota C-HR hay que hacer un ejercicio de catarsis, porque su esquema híbrido impone una conducción anticipativa para, por ejemplo, soltar gas antes que en un coche convencional, para aprovechar la inercia del vehículo y regenerar energía (la batería se carga sola, no es enchufable), o acelerar suavemente para una marcha totalmente eléctrica. Se puede forzar bajo algunos supuestos: con suficiente batería, a baja velocidad y durante unos dos kilómetros.
El híbrido de Toyota se basa en un motor atmosférico de gasolina de 1,8 litros, apoyado en otro propulsor eléctrico que aporta fuerza adicional. En conjunto, la potencia es de 122 CV. Pero, cifras aparte, esta combinación exhibe un funcionamiento muy suave y dulce a baja y media velocidad. La aceleración inicial es buena; la unidad eléctrica hace las veces de turbo y consigue un plus de potencia en arrancada muy bien recibido.
En ciudad y extrarradio el sistema funciona realmente bien y favorece un gasto de combustible comedido. Y no olvidemos otro valor añadido: logra etiqueta ECO de la DGT, con las consabidas ventajas de acceso a zonas de tráfico restringido y en episodios de alta contaminación.
Por autopista el C-HR ofrece un rendimiento más limitado que el BMW. El alemán, desde su modesto tricilíndrico turboalimentado de gasolina, muestra un rendimiento superior, y a la hora de viajar está más capacitado.
Aunque le cuesta coger velocidad, sus 140 CV se imponen en casi todos los registros (solo cede terreno saliendo desde parado). Una vez lanzado, la verdad es que va realmente holgado; eso sí, con desarrollos de cambio extralargos. Así logra dejar el consumo en una media en torno a 7 l/100 km, más que el C-HR.
En una visión general, además de por motor, el X2 es un coche más dinámico. Su habitáculo está mejor aislado, por suspensiones e insonorización, y camufla con brillantez el régimen de giro del motor. En cambio, el Toyota sí que eleva el tono al adelantar cuando el motor mantiene las revoluciones altas, sin que sea correspondido con una sensación real de más velocidad.
Con el BMW X2 hay más ‘feeling’ de conducción, gracias a una precisa dirección y una solidez de bastidor que lo hace ideal para carretera. Fuera de ella, y con una altura reducida, se antoja poco campero. Tampoco le va mucho el offroad al Toyota, cuyos bajos delanteros tocan suelo enseguida.
Asimismo, por comportamiento, pocas pegas al C-HR: no llega al tacto del BMW, pero su bastidor parece por encima de la fuerza mecánica, ofrece buenas maneras en curva y es cómodo. En frenada baja la media, no por potencia, sino por un recorrido inicial con menos mordiente.
Basta echar un vistazo al precio de las dos versiones comparadas para ver dónde se posiciona cada uno. El BMW lleva el lastre del paquete M Sport X en nuestra unidad (6100 €). Pero incluso sin él queda lejos de un Toyota más barato y muy bien equipado, con numerosos asistentes de seguridad, ya en este acabado intermedio. Ah, y lo dicho, porta sello ECO.
Fotos: Paloma Soria
TIPO DE MOTOR | Gasolina, 3 cilindros en línea, turboalimentado |
CILINDRADA | 1.499 cm3 |
POTENCIA | 140 CV entre 4.600 y 6.500 rpm |
PAR MÁXIMO | 220 Nm entre 1.480 y 4.200 rpm |
V. MÁXIMA | 205 km/h |
ACELERACIÓN | 9,6 s (0 a 100 km/h) |
CONSUMO | 5,7 l/ 100 km (mixto) |
MEDIDAS | 4.360/1.824 / 1.526 mm |
NEUMÁTICOS | 225 / 45 R19 |
PESO EN VACÍO | 1.405 kg |
MALETERO | 470 l |
PRECIO | 41.999 € |
GAMA DESDE CUOTA RENTING | 33.450 € 582 €/mes |
LANZAMIENTO | Diciembre 2017 |
MOTOR TÉRMICO | Gasolina, 4 cilindros en línea, atmosférico |
CILINDRADA | 1.798 cm3 |
POTENCIA | 98 CV a 5.200 rpm |
PAR | 142 Nm a 3.600 rpm |
MOTOR ELÉCTRICO | síncrono de imán permannente |
POTENCIA PAR MÁXIMO ALIMENTACIÓN | 72 CV n.d batería de hidruro de níquel |
MOTOR HÍBRIDO | sistema eléctrico-gasolina |
POTENCIA MÁXIMA COMBINADA PAR MÁXIMO COMBINADO
VELOCIDAD MÁXIMA ACELERACIÓN CONSUMO (MIXTO) MEDIDAS NEUMÁTICOS | 122 CV
n.d
170 km/h (120 km/h en eléctrico) 11,0 s (de 0 a 100 km/h) 4,1 l/ 100 km 4.360/ 1.795/ 1.555 mm 225/ 50 R 18 |
PESO EN VACÍO | 1.420 kg |
MALETERO | 377 l |
PRECIO GAMA DESDE CUOTA RENTING | 31.090 € 27.300 € 490 €/mes |
LANZAMIENTO | Diciembre de 2016 |