BMW, Intel y Mobileye se han asociado para la producción de un nuevo tipo de vehículo autónomo, que esperan poner en la calle y fabricar en serie en un plazo de cinco años. Para ello tienen que crear una nueva plataforma autónoma más segura, algo que afecta tanto a la conducción como a elementos en los que hasta ahora no recae la atención como puedan ser las cerraduras o la gestión de datos internos.
Se trata de tres compañías líderes en la fabricación de vehículos, en soluciones tecnologías e informáticas, y el aprendizaje de máquinas. El objetivo es ambicioso puesto que se han propuesto “mejorar la vida y las sociedades” según señalan en un comunicado de prensa conjunto. Para ello han de desarrollar un gran número de soluciones aplicadas al vehículo, las carreteras, los problemas que surjan en la conducción, el transporte…
Y el plazo apremia pues se han propuesto un estrecho plazo no solo para la fabricación del vehículos sino para su puesta en la calle, pues el fin último del proyecto es aplicarlo a flotas de vehículos para el transporte de personas y mercancías.
Hay varios estadios que han de superar poco a poco como es el “Ojos fuera” (Nivel 3), que es dejar de supervisar continuamente la conducción, para posteriormente llegar al “Mente fuera” (nivel 4) dejar de estar atento continuamente a la conducción, pudiendo centrarse en actividades propias o de ocio, y como último punto a superar encontramos el “Conductor fuera” (nivel 5) que supondría la circulación del vehículo sin la presencia del conductor ni nadie en su interior que supervise el funcionamiento.
Esto permitirá la existencia de flotas auto-conducidas para 2021 y establece la base para negocios completamente nuevos en un mundo móvil y conectado.
Para conseguirlo se han puesto una hoja de ruta a seguir con una serie de metas claras y realizables para ofrecer coches completamente autónomos. A corto plazo, las compañías llevarán a cabo una prueba de conducción autónoma con un prototipo para la conducción automatizada.
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