Así lo ha declarado su CEO, Oliver Zipse, que se mantiene firme en el desarrollo de motores de hidrógeno y alerta sobre el peso que están adquiriendo los fabricantes chinos.
En 2035 todo motor que no sea eléctrico o, en su defecto, que emplee combustibles sintéticos no será apto para su venta en la Unión Europea. Así lo oficializó, como bien sabes, hace meses la Eurocámara incluyendo a los e-Fuels tras la negativa de países tan representativos como Alemania o Italia. Sin embargo, las voces críticas ante dicha medida ha seguido saliendo a la palestra siendo una de las últimas las de un CEO de suma importancia como es Oliver Zipse.
Y es que el mandamás de BMW ha mostrado su preocupación en el Financial Times ante el cumplimiento del plazo impuesto por Bruselas para poner fin a los motores de combustión. Según su opinión, la revisión prevista para 2026 sobre la legislación en materia de coches eléctricos “está muy por detrás de las expectativas”, poniendo el foco en la estructura de carga ya que “hay países en los que no se está desarrollando nada en absoluto”, ha sentenciado.
Con todo, Zipse no centraliza el trabajo de BMW únicamente a nivel europeo pues “si quieres participar en el mercado mundial de 80 millones de automóviles, tienes que hacerlo con todas las tecnologías, de lo contrario no estás participando”. Y es que como ya ha declarado en otras ocasiones, es completamente favorable al desarrollo de la tecnología de pila de combustible y de motores de hidrógeno, en lo que es una muestra más de su negativa a prescindir de los bloques de combustión.
China como líder eléctrico
Si bien, el propio Zipse no ha mostrado inquietud en lo relativo a BMW dado su convencimiento para competir en cualquier escenario posible, sí se muestra intranquilo ante la situación de los fabricantes de origen chino y su cada vez mayor presencia en el ámbito del segmento eléctrico. Y es que el gigante asiático no solo se ha convertido en el primer mercado mundial de coches eléctricos, sino que es una amenaza real para los fabricantes europeos sobre todo “en los estratos situados por debajo de los 41.000 dólares, donde existe una competencia feroz. De seguir así, el segmento más básico del mercado automovilístico desaparecerá o no lo cubrirán los fabricantes europeos”. Además, en línea con las declaraciones de Carlos Tavares, CEO de Stellantis, las compañías europeas que fabrican coches más baratos tendrán problemas no sólo para hacerse con la materia prima necesaria para fabricar automóviles eléctricos, sino que además tendrían en contra el lento despliegue de infraestructuras eléctricas.