Las nuevas restricciones de tráfico afectarán a miles de conductores y vehículos y serán más estrictas. Ahora, dependiendo del escenario de contaminación, hablamos de prohibiciones que afectarán a todo el municipio de Madrid, no solo a la zona centro. Por ello, lo más urgente es aportar soluciones a todos aquellos que sufran las consecuencias de los nuevos protocolos; una de ellas, podría ser lo que comúnmente se denomina como “billete gris” para el transporte público.
La Asociación de Transportes Públicos Urbanos y Metropolitanos (Atuc) es quien ha propuesto esta alternativa, con el único objetivo de tranquilizar a todos los ciudadanos y fomentar el uso del transporte público. Es decir, promover un cambio modal en todos los madrileños para que dejen de lado el vehículo privado.
Según expone esta asociación, el billete gris solo se utilizaría aquellos días que en los que los niveles de gases contaminantes superen los límites establecidos. Serviría para usar de forma extraordinaria el transporte público, pero presenta algunas diferencias con respecto a las tarjetas de transporte que existen en la actualidad; principalmente su precio.
Para determinar el coste de estos billetes especiales, han tomado como partida el precio del abono adulto mensual para la zona A de Metro, 54,6 €. Aseguran que como solo se utilizará uno o dos días, lo lógico es que su precio se establezca proporcionalmente. Por tanto, el precio del billete gris solo debería costar 1,8 €, que es lo que vale un día de abono mensual. Sin duda, una opción asequible que no obligaría a los conductores a solicitar una tarjeta de transporte (si no disponen de ella), cuyo precio es de 2,5 €, para después pagar más dinero en función de los viajes que se vayan a realizar. Algo que podría variar en función de cada zona, pero el precio mínimo sería de 1,5 €.
En resumidas cuentas, este billete sería una opción mucho más económica para aquellos que no pretenden usar el transporte público con frecuencia.
Lo cierto es que desde esta asociación no considera viable que el transporte público se use de forma gratuita los días con niveles más altos de polución. Es más, tal como expone el Secretario General de Atuc, Jesús Herrero, de ser así acabaría repercutiendo directamente en nuestros impuestos. Concretamente, explica: “se perdería la percepción de valor que tiene el sistema, por no hablar de que la gratuidad no existe y de que toda la financiación que no pueda conseguirse por medio del pago de tarifas tendría que ser asumida por las administraciones y, en consecuencia, por los impuestos de todos los ciudadanos”
En otras palabras, la gratuidad solo implicaría una sobrecarga del transporte público y acabaría afectando a nuestro bolsillo. Por tanto, no es una alternativa de movilidad viable. Y eso que en otras ciudades europeas, como París (Francia) o Bonn (Alemania), sí optan por este método los días de restricciones.