La movilidad eléctrica afronta el reto del reciclaje de sus baterías.
La movilidad eléctrica se impone a una velocidad asombrosa, pero desconocemos qué debemos hacer con los residuos que generan las baterías cuando son retiradas de los coches eléctricos. Tienen una vida útil de entre ocho y diez años. Esto se debe a la pérdida de capacidad de las mismas con el paso del tiempo y el uso.
Por ahora los vehículos eléctricos que se venden no son demasiados, pero próximamente habrá un aumento exponencial en su comercialización. Esto implica que el problema del reciclaje de las baterías también aumente del mismo modo o, incluso, más rápido.
Datos concretos
Los datos de los diferentes organismos internacionales pronostican que hasta un tercio de los vehículos del mundo serán eléctricos en 2040. Mucho antes, en 2030 ya se habrá multiplicado por 25 el número de baterías en circulación.
Esto torna en urgente la necesidad de encontrar una forma de reciclar estas baterías. Son elementos altamente contaminantes que, por ahora, sólo sabemos buscar la manera de reutilizarlas. Sin embargo, ya haya fabricantes y centros de investigación que están desarrollando nuevo modos de empleo, una vez dejan de ser útiles en los vehículos.
Oportunidad de negocio
Uno de los factores que más influye en el futuro de las baterías es la posible rentabilidad de la solución. Si alargamos la vida útil de estos dispositivos, podríamos rentabilizar más a cada batería. Esta es la razón por la que fabricantes como Toyota, Renault-Nissan, General Motors o BMW están colaborando con compañías que ya les buscan nuevas aplicaciones.
Esta duraría aproximadamente lo mismo que el tiempo que se mantienen instaladas en un vehículo. Es decir, multiplicamos por dos su vida útil.
Ejemplos de segunda vida
Renault se ha asociado con una compañía británica Powervault. Esta está especializada en la creación de equipos de almacenamiento de energía para hogares. El acuerdo posibilita el uso de los paquetes de baterías desechados como sistema de almacenamiento de energía eléctrica en la vivienda.
Se está llevando a cabo un proyecto piloto con una instalación experimental de 50 baterías en viviendas con paneles solares fotovoltaicos. La solución es sencilla, carga las baterías durante el día o en horas valle. Así disponemos de la energía por la noche o cuando el precio de la electricidad sea más elevado.
Nissan posee su propio proyecto de reutilización en el estadio del Ajax de Amsterdam. Esta instalación es capaz de proveer de tres megavatios de energía al estadio, en caso de apagón es capaz de garantizar el suministro eléctrico de esta gran estructura.
Del mismo modo que el ejemplo anterior, la energía eléctrica se toma de placas solares situadas en el estadio. También se consume esta energía cuando existen picos de demanda y la electricidad sube su precio.
Volkswagen, un ejemplo diferente
En la planta de Salzgitter, Alemania, el fabricante tiene un proyecto piloto en marcha. Este trata de averiguar cuales son las posibilidades de dotar de una segunda vida a las baterías de sus modelos eléctricos.
Las baterías que puedan continuar en uso se podrán convertir en estaciones de carga rápida portátiles para eventos multitudinarios. De este modo, podría obtenerse una infraestructura flexible que permita cargar los vehículos eléctricos bajo demanda.
Este proyecto alemán es el más ambicioso. Trata de poner en circulación el 97 % de las materias primas. Esto implicaría una reducción muy significativa en el uso de materiales y la posibilidad de que el vehículo eléctrico sea viable a largo plazo.
¿Qué sucede en España?
Endesa está desarrollando en Melilla un sistema de almacenamiento con 90 baterías para proporcionar energía a toda la ciudad en caso de apagón. Es decir, funciona como complemento a la central térmica allí ubicada.
Esta instalación tendrá cuatro megavatios de potencia y estabilizaría el suministro eléctrico de la ciudad, al no estar conectada con el resto de la red nacional. Es el primer proyecto de este tipo que hay en nuestro país, pero pronto podría llegar a nuevas ciudades de un tamaño medio.
Final de su vida útil
Todos estos proyectos alargan la vida útil e incrementan los beneficios de los propietarios de estas baterías, pero no son una solución a largo plazo. Las baterías de ion-litio son recuperables al 90 %.
Desde Tesla se muestran partidarios de la investigación para poder recuperar las materias primas con las que se ha construido la batería. Estos procesos hidrometalúrgicos permitirían obtener, de nuevo: litio, manganeso, níquel, cobre y cobalto. Aunque, por el momento, no se ha desarrollado adecuadamente el proceso de obtención de estos materiales. Y mucho menos a escala industrial.
Por el momento todo ha quedado en el plano teórico y en el laboratorio con acciones a pequeña escala, solo queda por encontrar la manera de hacer rentable un proceso de esta envergadura a gran escala.