Las soluciones del F1 ya están en la calle
Siempre se ha dicho que por muy distante que esté la F1 de la calle es el mejor banco de pruebas de soluciones que después llegarán a los vehículos que las marcas lanzarán. El rendimiento entre un monoplaza y un coche de calle es abismal, pero tienen más cosas en común de lo que creemos.
La mecánica de la Fórmula 1 actual es la de un híbrido, con un motor térmico y un eléctrico, en este caso que ayuda a dar más potencia al primero cuando se le requiere. Su funcionamiento es muy similar al de un modelo de calle, aunque, una vez más, tenemos que resaltar las diferencias que les separan. Y para eso ponemos el ejemplo de Mercedes AMG Petronas, el monoplaza que está dominando la competición desde hace unos años.
Tamaño limitado
Por normativa FIA, los monoplazas de hoy en día cuentan con un motor turboalimentado de 1,6 litros de inyección directa, muy similar a los motores de un turismo de la gama que comercializa en sus concesionarios Mercedes-Benz.
La unidad de potencia, como hoy se denomina a la combinación de motores que se usa hoy día en ‘el Gran Circo’, está compuesta por un motor de combustión interna (ICE) y un Sistema de Recuperación de Energía (ERS) que, a su vez, cuenta con dos unidades, un generador cinético y otro térmico.
El motor de combustión interna (ICE) es un bloque de 1,6 litros turbo, con 6 cilindros y 6 válvulas por cilindro que corta a las 15.000 vueltas. La otra parte de la unidad de potencia es el sistema de recuperación de energía (ERS) con sus dos motores (eléctricos) generadores, el primero recupera la energía de la frenada de los monoplazas y es capaz de almacenar 4 megajulios y regenerar 2 megajulios por vuelta. Esta unidad aporta 161 CV adicionales, la máxima potencia que está disponible durante 33,3 segundos por vuelta a modo de Overboost.
Pero existen más tecnologías para generar electricidad, como es la MGU-H, la unidad generadora térmica que aprovecha el calor del sistema de escape convirtiéndolo en energía. Pero su función es más específica, ya que la electricidad acumulada se emplea para la gestión de la apertura del turbo, garantizando un flujo óptimo de aire en todo momento.
Gran capacidad de almacenamiento
El almacenamiento de esta energía corre a cargo de baterías de iones de litio, una solución más que conocida en la gama híbrida y eléctrica de Mercedes-Benz. Su peso en el caso de los monoplazas queda en 20 kilos para ajustarse a la normativa de la FIA para este año.
Todo esto Mercedes Benz lo ha sabido aplicar en sus modelos de calle, y pone como ejemplo el C 350 e, una berlina híbrida enchufable con un sistema de funcionamiento similar al de la F1 pues combina un motor de combustión y un motor eléctrico que se alimenta de la energía almacenada en su batería de iones de litio. Este coche tiene un motor gasolina de cuatro cilindros y 211 CV, que unido al motor eléctrico entrega hasta 279 CV para un consumo medio 2,1 l/100 km. Y eso que el par alcanza los 600 Nm. Esto se consigue gracias a la optimización de recuperación de potencia ya probada en la F1.
Pero las soluciones no solo están en el campo de la mecánica o la aerodinámica, sino también en el de la seguridad. Y uno de los elementos más empleados por su resistencia al impacto y ligereza es la fibra de carbono. El inconveniente que éste tiene es su alto coste de producción por lo que por el momento se aplica principalmente a los deportivos que ya de por sí tienen un precio alto como es el nuevo GT-R AMG.
Este vehículo cuenta con un rendimiento de ensueño por lo que debe de tener los mejores sistemas de seguridad por si se presentara algún imprevisto, y en este caso, gracias a soluciones ya probadas en la F1, las tiene.