El caso de los airbags de Takata sigue creando problemas casi 15 años después de la primera llamada a revisión por sus defectos, que ya han ocasionado 23 víctimas mortales. El problema se localiza en el inflador del airbag, un dispositivo que Takata fabricó con nitrato de amonio, un compuesto químico altamente oxidante y que deteriora la pieza prematuramente. Al activarse, ésta se rompe y proyecta los trozos de metal hacia la cara y torso de los ocupantes.
El problema se ha anclado en el tiempo y las llamadas a revisión se han multiplicado a nivel mundial. La última, en las primeras semanas de 2019, que afecta a 1,7 millones de vehículos en todo el mundo, según informó el USA Today. En total, hay 12 marcas afectadas: BMW, Toyota, Lexus, Nissan, Honda, Ferrari, Fiat-Chrysler, Ford, Mercedes-Benz, Subaru, Tesla, Volkswagen y Daimler Vans.
Las consecuencias de este peligroso defecto han sido devastadoras, llegando a provocar incluso la bancarrota de la propia Takata por el aluvión de demandas, sobre todo en Estados Unidos, el país más afectado y que registra el mayor número de víctimas. El fabricante ha calculado que más 90 millones de airbags deben revisarse. Pero de ellos, sólo algo más de la mitad han pasado por el taller para realizar la sustitución del inflador.
Ésta es una operación bastante sencilla y gratuita, que dura apenas una hora. El mecánico extrae el dispositivo inflador del airbag, de forma cilíndrica y que se instala bajo el salpicadero, se sustituye por otro nuevo que no esté fabricado con nitrato de amonio y se vuelve a instalar en el coche. Marcas como Toyota o Nissan han facilitado formularios en sus web para facilitar a sus clientes la identificación de su vehículo y saber así si deben pasar por el taller.
BMW explica, según recoge EFE, que la revisión no dura más de una hora y en ella se tendrá que probar el volante y el sistema de airbag. La marca se pondrá en contacto con los propietarios de los vehículos afectados para advertirles del posible defecto de su vehículo.