La tecnología de conducción autónoma ya está aquí. Desarrollada desde hace tiempo, los primeros vehículos sin necesidad de conductor ya se pueden ver en nuestras calles y carreteras. Aunque su implantación no será fácil. Y para muestra un botón. El primer autobús autónomo puesto en circulación en nuestro país sufrió un accidente solo dos horas después de empezar a funcionar.
Aunque, a pesar de lo llamativo del titular, la realidad es que la culpa no la tuvo el autobús sino el vehículo que le alcanzó por detrás.
Este es un autobús experimental que la compañía de transporte de viajeros Alsa ha puesto en funcionamiento en el Campus Universitario de Cantoblanco de la Universidad Autónoma de Madrid. El vehículo es eléctrico, está preparado para acoger a 12 personas, no supera los 20 km/h (la zona está limitada a 30 km/h), realiza un circuito circular de 3,7 km, cuenta con un total de 7 paradas y puede dar acceso y alojar a personas con movilidad reducida.
Además, en estos primeros meses de vida, le acompaña un ingeniero que se encarga de velar por el correcto funcionamiento del vehículo. Se trata de un proyecto pionero, denominado EZ10, y que ha sido desarrollado por la misma compañía de autobuses, la Universidad Autónoma de Madrid, la Dirección General de Tráfico y el Consorcio de Transportes de la Comunidad de Madrid.
Sin embargo, a pesar de toda la tecnología que incorpora este autobús autónomo, poco ha podido hacer para evitar su primer percance apenas dos horas después de entrar en funcionamiento.
En su ruta planificada, el autobús autónomo tuvo que frenar al llegar a un paso de peatones, algo que no advirtió a tiempo el vehículo que iba detrás y le envistió. Según han apuntado fuentes del Consorcio de Transportes a la Agencia EFE, ninguno de los ocupantes de los dos vehículos sufrió lesiones, mientras que el golpe que recibió el autobús autónomo solo afectó al paragolpes y parte de su estructura, nada grave pues pudo continuar en funcionamiento el resto de la jornada.
Es aquí cuando llega la gran pregunta, hasta qué punto la conducción autónoma se puede implantar mientras siga habiendo vehículos conducidos por personas en nuestras carreteras.