¿Cómo conducir en invierno? Las bajas temperaturas han vuelto, hay provincias en alerta y carreteras cortadas… Así, a los bajos números que depara el mercurio se suman lluvias, un intenso viento y nevadas.
Pero, ¿el coche es inmune a toda esta exposición meteorológica? Pues no, también necesita de unas atenciones especiales que, en caso de no cumplir, nos harán pasar por el taller. Shell nos da una guía sobre qué aspectos del vehículo hemos de cuidar en estas fechas del año para evitar sustos al volante, así como roturas mecánicas.
Neumáticos
Para conducir en invierno con seguridad, deben estar en buen estado y esto significa que el dibujo ha de mantenerse con una profundidad de al menos 1,6 mm en toda la banda de rodadura, aunque sería recomendable que tuviera más de 2 mm.
Puede ser una opción interesante la monta de neumáticos de invierno, que tienen una mejor adherencia en estas condiciones de frío, así como ante la presencia de lluvia y nieve. Además, permiten la circulación en los mismos lugares en los que se exige el uso de cadenas. En algunos países europeos es obligatorio su uso a partir de octubre y noviembre y no utilizarlos puede conllevar no solo multas, sino también el que la aseguradora no dé cobertura en un accidente.
Cuando aparece la nieve, es necesario el uso de cadenas, de fácil instalación, aunque hay que tener cuidado si no se colocan de forma correcta, pues pueden poner en riesgo el eje, los discos de freno y la propia estructura de los neumáticos. Estas cadenas se deben colocar como mínimo en las ruedas que reciben la fuerza del motor, por lo que si el vehículo es de tracción delantera, habrá que situarlo en las cubiertas delanteras, si es de propulsión trasera, se situarán en las posteriores, y si es tracción total, se colocarán en las cuatro.
Motor
El motor siempre necesita de un carburante de primera calidad para su buen funcionamiento. Ésta es una proclama habitual en nuestros listados de recomendaciones, pero es especialmente importante para conducir en invierno, ante las condiciones de frío extremo en las que suelen funcionar: los cilindros necesitan un combustible con un poder calorífico óptimo, que no deje residuos y que mantenga el buen estado de los pistones y el resto de componentes.
También hay que revisar el nivel del aceite, mediante una varilla que en encuentra cerca del motor, que debe marcar el nivel entre las líneas de máximo y de mínimo. En caso de que esté por debajo, habría que rellenar el circuito, y si el vehículo ha realizado más de 30.000 km podría ser buen momento para sustituirlo. En el momento de decidir qué lubricante añadimos, siempre según los parámetros que marque el fabricante, podría ser una buena opción decantarse por un aceite sintético de baja viscosidad, pues fluye con mayor rapidez y minimiza la fricción y el desgate de las piezas durante el arranque en frío. Estos aceites, elaborados a partir de gas natural y no de petróleo, disfrutan de una mayor vida útil y prolongan el tiempo de visita al taller para su sustitución.
Frenos
De vital importancia, pues no solo son los encargados de detener nuestro coche, sino que lo han de realizar en condiciones óptimas: un comportamiento irregular puede provocar que perdamos la adherencia y suframos un accidente. Hay que revisar el estado de las pinzas y discos de freno (o tambores), comprobar que respondenadecuadamente con pequeñas frenadas a baja velocidad y en condiciones de seguridad, y estar alerta por si escuchamos algún ruido extraño. En este caso, puede que tengamos que sustituir alguno de los componentes, por lo que hay que visitar el taller, aunque aquí te enseñamos cómo cambiar las zapatas de frenos tú mismo.
También hay que comprobar que el pedal de freno no se hunde más que en otras épocas del año. Si notamos alguna diferencia, el problema puede estar en el circuito del líquido de frenos (aquí te indicamos cuánto cuesta cambiar el líquido), que podría tener alguna burbuja de aire. Ante esto, también habría que acudir al taller: cuidado con intentar manipularlo por nuestra cuenta, pues este líquido tiene un alto poder corrosivo.
Líquido anticongelante
Es uno de los grandes desconocidos de la mecánica, pero de gran importancia para nuestro vehículo. Su función es la de mantener el motor en una temperatura de unos 90º, por lo que es necesario que se mantenga entre las marcas de su vaso depósito, algo fácil de comprobar al abrir el capó, pues se encuentra cerca del motor.
Si está algo por debajo, uno mismo lo puede rellenar con una garrafa que cumpla con las especificaciones marcadas por el fabricante, aunque si ha bajado demasiado, o si ha desaparecido, lo ideal es llevarlo al taller, pues podríamos tener una fuga.
Visibilidad
La lluvia y la escasez de luz que provocan los cielos encapotados hace que en estas fechas estemos casi todo el día con las luces de cruce encendidas. Hay que comprobar que no se nos haya fundido ninguna bombilla y que las cúpulas de los grupos ópticos no hayan perdido transparencia. No es mal momento para realizar algún pulido de los faros si empiezan a estar opacos.
Pero si es importante que nos vean, también lo es que nosotros podamos ver la carretera, así que para conducir en invierno hay que revisar el estado de las escobillas limpiacristales, mirar si desalojan el agua como deben sin dejar surcos ni zonas con agua. Debemos tener mucho cuidado la primera vez que lo accionemos, pues el polvo acumulado en el cristal, los residuos de los pájaros o el hielo pueden echar a perder nuestras escobillas.
También resulta importante comprobar que no tenemos grietas en las lunas, pues la diferencia de temperatura entre el exterior y el interior hará que crezcan, hasta el punto de poder romperla. Hay talleres que reparan estas grietas, una operación mucho menos costosa que sustituir el parabrisas.