Shell ha presentado un vehículo urbano que solo consume 2,6 litros a los 100 km y tiene unas emisiones un tercio inferiores a las de cualquier vehículo hoy comercializado, algo que consigue con sus solo 550 kg de peso. Además, está construido con fibra de carbono reciclada. Tiene mimbres para ser la solución del futuro.
En un mundo en el que uno de los mayores males para la población es la contaminación que hay en nuestras ciudades y el estrés que produce, entre otros, el tráfico, siempre son bien recibidas todas las soluciones que pretenden acabar con estos problemas, y la de Shell promete. A colación del Día Mundial de la Tierra, del viernes 22 de abril se ha firmado un protocolo entre más de cien países que pretende rebajar el nivel de emisiones para evitar así el cambio climático y la subida de la temperatura del planeta.
Ingenieros de primer nivel
El coche ha sido diseñado por el Gordon Murray, con experiencia en F1, la compañía experta en desarrollo de motores Geo Technology y científicos de la propia Shell para encontrar la manera de reducir el consumo y aprovechar al máximo la energía que genera el motor. El resultado es un vehículo que se fabrica y recorre 100.000 kilómetros con la misma cantidad de energía que una marca necesita solo para producir un vehículo.
El motor rinde 3 cilindros de 660 cm3 que rinde 47 CV. Alcanza una velocidad máxima de 110 km/h, aunque la velocidad está diseñado para una realizar una velocidad mantenida de entre 50 km/h y 70 km/h, lo que le sitúa como el vehículo ideal para moverse por ciudad. Uno de los elementos más curiosos es que su puesto de conducción es central mientras que podría albergar a dos acompañantes en sus laterales en una posición algo más retrasada.
Estructura exportable
La estructura es de fibra de carbono, lo que permite que el vehículo tenga un peso tan reducido, y es reciclada lo que permite que el coste de fabricación sea inferior. Además, según cuentan quienes han intervenido en el desarrollo, este mismo procedimiento se puede utilizar para crear automóviles de mayores dimensiones, y para acoger motores eléctricos, de GLP o de pila de hidrógeno.
Incorpora algunas de las últimas tecnologías en cuestiones de seguridad y comodidad, así como para la mejora de la resistencia aerodinámica. Esto le supone contar con dos cámaras de visión en los lugares en los que deberían estar los retrovisores laterales, las cuales proyectan una imagen en una pantalla interior.