Prueba Toyota Prius 2016, un impulso certero

Cuando eres pionero en una tecnología, resulta complicado renovar tu producto, pero Toyota no solo lo ha hecho, sino que ha convertido su Prius en un nuevo líder de eficiencia.

Cuando apareció el Toyota Prius en 1998 muchos se extrañaban, la tecnología híbrida estaba en sus primeras fases de desarrollo. No obstante, Toyota consiguió posicionar su híbrido como una referencia en ecología y consumo, haciendo las veces de coche imagen, aspecto que ha potenciado enormemente en la nueva generación. El nuevo Toyota Prius 2016 es más maduro que nunca y lo ponemos a prueba.

Controvertido

Si el Toyota Prius no luciera un diseño controvertido no sería un Prius. Para empezar, su carrocería se deja a la aerodinámica, un estilo kammback que mejora la eficiencia. Consigue un coeficiente aerodinámico Cx de solo 0,24. Así, la caída del techo es suave y continua hasta el final, que cae completamente en vertical. La luneta trasera partida es uno de sus sellos característicos, algo que resta visibilidad en la vista trasera desde el interior.

No obstante, la marca japonesa le ha dado una vuelta de tuerca más al conjunto. Los faros delanteros se han afilado y han ganado en tamaño, aunque son los traseros los que más sorprenden, casi alcanzando la parte más baja del paragolpes. Toyota ha jugado con nuevos detalles de estilo, como el pilar C flotante o las formas angulosas de la carrocería. Con todo, es más grande que su antecesor, introduciéndose de lleno en tamaños de berlina media. Mide 4,54 metros de largo, 1,76 metros de ancho y 1,47 metros de alto.

Mejor construido

El habitáculo del Toyota Prius 2016 es tan controvertido como el exterior, creando una imagen muy diferenciada de un vehículo convencional. El cuadro de mandos está posicionado en la parte superior central, en formato horizontal, y es completamente digital. Son dos pantallas de 4,2 pulgadas. A ellas se suma una tercera pantalla táctil de 7 pulgadas en la parte central del salpicadero, donde visualizamos la información del sistema multimedia “Toyota Touch 2 & Go” de serie. Un sistema, por cierto, con una interfaz moderna y un rendimiento fluido. Por desgracia, todos los controles son táctiles, incluyendo el volumen, obligándonos a desviar la vista de la carretera.

Más abajo se sitúa una inusual palanca de selección del cambio, completamente en vertical, aunque con un funcionamiento convencional que no requiere mayor periodo de adaptación. En la consola central nos encontramos con un elemento cada vez más habitual en los vehículos modernos, un cargador inalámbrico para teléfonos móviles compatibles.

El interior del nuevo Prius es un claro paso adelante en cuanto a calidad de materiales y construcción. Ahora todo se siente más sólido y los materiales tienen un tacto y una calidad visual superior. Todavía quedan algunos elementos en un material duro menos agradable, pero la evolución frente a la generación pasada es clara, incluso más que la que hubo entre el Prius de segunda generación y de tercera generación.

Sigue habiendo hueco para cinco ocupantes, con dos plazas delanteras bien definidas y cómodas. Lo que no hay es regulación eléctrica, algo que choca junto al freno de estacionamiento de pie, en un coche tan tecnológico. Las plazas traseras permiten que dos personas viajen con total comodidad, a pesar de que las formas del techo puedan sugerir que falte espacio. La plaza central no tiene forma y es más incómoda, impidiendo la anchura total que tres ocupantes viajen con soltura. Por último, el maletero cubica 502 litros, 57 más que en la anterior generación, un volumen significativo para su tamaño. Ojo con el portón, pues es de un tamaño considerable.

Conociendo el sistema híbrido

El Toyota Prius acude a un sistema híbrido completamente renovado, en el que todo se ha optimizado para reducir el gasto de combustible y las emisiones. Tanto es así que es menos potente que su antecesor. El conjunto eroga 122 CV de potencia (136 CV antes), pero también un consumo claramente inferior. Homologa una media de solo 3,3 l/100 km, con unas emisiones de 76 gr/km de CO².

El motor de gasolina y cuatro cilindros genera 98 CV de potencia y 142 Nm de par, con una extraordinaria eficiencia energética del 40%, mientras que la mecánica eléctrica genera 72 CV de potencia y 163 Nm de par. Entre el motor y las ruedas se interpone un cambio automático de engranajes planetarios con un funcionamiento similar a un variador continuo. No hay, por tanto, marchas prefijadas.

Aunque pueda parecer que calca los detalles a la anterior generación, la realidad es que el nuevo Prius tiene un motor más eficiente, pero también un cambio automático que ha mejorado su respuesta para ser más suave. A su vez, la marca ha trabajado en potenciar el uso de la mecánica eléctrica, permitiendo usar el pedal del acelerador con menos tiento y abusando de ella en mayor medida.

Cambios palpables

Al volante del nuevo Toyota Prius las novedades son francamente palpables, es un coche mejor hecho, mejor rematado y más maduro. Ya no es solo un vehículo que adquirir por su mecánica híbrida, sino que tiene varios argumentos a su favor. No en vano, su condición de híbrido es la que más apetecible nos parece. Más que nunca.

La primera impresión es que, efectivamente, la mecánica eléctrica toma un papel protagonista en el conjunto. Ya no hay que ir con “pies de pluma” para someter a nuestra voluntad el impulso eléctrico, y éste es más fácil de sostener en el tiempo. Con esto en la mano, se convierte en una opción todavía más interesante en ciudad, donde sacaremos más partido a este punto y a la frenada regenerativa.

Una frenada, por cierto, a la que hay que acostumbrarse, pues el tacto del pedal es distinto a lo habitual. Por otra parte, la transmisión automática tiene un “modo B” seleccionable que aumenta la retención cargando las baterías. Es interesante jugar con este modo en ciudad y prácticamente utilizar el coche solo dosificando el pedal del acelerador.

Si en ciudad una de la virtudes es el silencio de marcha en modo eléctrico, una vez demandamos potencia y pisamos el acelerador la mecánica de gasolina se siente mucho más atenuada en el habitáculo. No solo se ha aislado mejor el interior, sino que se ha adaptado el cambio para que la respuesta sea más suave y lineal. Ya no se revoluciona el motor de forma tan brusca al acelerar. Nos hace sentir, además, mayor sensación de control.

Polivalente

Seguro que estás pensando que un híbrido se desenvuelve mejor en ciudad, y en cierto modo es así, pero el nuevo Prius también es tan polivalente como para atreverse con largos trayectos de forma habitual. El aislamiento ayuda a mantener el confort de marcha a niveles adecuados, pero el trabajo de suspensión es otro de los puntos clave. Con una puesta a punto que prima claramente la comodidad, la suspensión “se traga” las irregularidades con eficacia, sin el mínimo atisbo de sequedad.

Pero lo que más sorprende es la dirección. Y digo que sorprende porque el tacto no solo es agradable, sino que nos aleja de la idea de estar conduciendo un vehículo que lucha por el mínimo gasto. La resistencia es agradable, es menos desmultiplicada que la generación anterior y, por tanto, tiene una mayor precisión. Toyota ya anunció, cuando presentó el vehículo, que sería mucho más divertido de conducir. Obviamente no se trata de un deportivo ni pretende emularlo en el más mínimo sentido, pero introduce algo más al conductor en la tarea de conducir.

No te he hablado de las cifras de consumo, la clave principal entorno a este vehículo. Homologa unos complicados 3,3 l/100 km, pero en condiciones reales lo realmente complicado es subir la media de unos 4,5 l/100 km, algo muy positivo cuando la utilización es mixta. En ciudad, que abusamos más de la mecánica eléctrica, la cifra desciende. Toyota ha presentado, por otro lado, un Toyota Prius Plug-in Hybrid de nueva generación, un híbrido enchufable con mayor autonomía eléctrica, pero no sabemos si llegará o no al mercado europeo.

Conclusiones

El nuevo Toyota Prius 2016 es una clara evolución frente al modelo pasado, pero una evolución palpable. No es solo maquillaje, y mantiene su aspecto transgresor que tanto lo ha caracterizado. Es, como antes decía, un coche imagen, y su aspecto es tan fundamental como su mecánica. Si pasara desapercibido no sería un Prius, de hecho. A la vez, el interior ha ganado enteros, con mayor calidad y mayor tecnología.

La mecánica híbrida mejora las cifras, pero es menos potente. A pesar de esta merma, el consumo y las emisiones son más reducidas, lo verdaderamente importante. La parte negativa es que solo se ofrece una versión de equipamiento y precio cerrado. Las únicas opciones son la tapicería de cuero y el tipo de color. Por 29.990 € nos lo llevamos a casa, y Toyota anuncia que no lo homologará como taxi, dado que ahora se quieren centrar en la imagen tecnológica y exclusiva del modelo.

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