Con la ayuda de Alquiber te ofrecemos una serie de recomendaciones para hacer frente a cualquier imprevisto que pueda surgir en los numerosos desplazamientos que se producirán en el puente de la Constitución.
En primer lugar, hay que tener en cuenta que este puente cae en lo más crudo del otoño, el periodo del año más delicado en cuanto a condiciones meteorológicas imprevistas, pues se trata de una estación irregular y difícilmente predecible. Sin embargo, debemos tener claro que el frío va a ser protagonista, sean cuales sean las condiciones que le acompañen: sol, lluvia, nieve, granizo, niebla, hielo… Por eso es importante prevenir sus perjuicios poniendo a punto nuestro vehículo y planificando adecuadamente el viaje.
De ahí que con la ayuda de Alquiber, la empresa líder en el negocio de alquiler de vehículos de renting flexible no sólo se preocupa de disponer de la mejor flota posible para satisfacer cualquier necesidad de sus clientes, sino que también pone a disposición de todos los conductores una serie de recomendaciones al volante que pueden ahorrarnos sorpresas y disgustos en los viajes del puente de diciembre, en el que la DGT espera más de ocho millones de desplazamientos.
Prevención
En un repaso preventivo antes de emprender la marcha no puede faltar el control de los niveles de los líquidos del vehículo, frenos, estado y presión de los neumáticos, dirección y, en definitiva, el estado mecánico general del coche, además de otros puntos imprescindibles si queremos evitarnos más de un disgusto si la climatología nos sorprende: limpiaparabrisas, alumbrado, limpieza de faros y lunas, …
Además, también hay que asegurarse de llevar rueda de repuesto o kit repara pinchazos, chaleco reflectante y dos triángulos o baliza luminosa V-16, por si sufriéramos cualquier otra incidencia que nos obligara a detener el coche en la vía. Consultar la ruta, localizar lugares de descanso y repostaje (ya sea de combustible o de electricidad), así como la previsión meteorológica y estado de las carreteras, también nos ayudarán a encontrar mejor una solución en caso de sufrir una sorpresa desagradable.
En este sentido, según el último estudio realizado por la Asociación Española de Carreteras, el 70% de la red viaria es completamente segura. Sin embargo, en general, su estado de conservación no es siempre el más deseable y no es difícil encontrar tramos mal señalizados y con grietas en las rodadas, disgregaciones, deformaciones del firme y grietas erráticas. Así, antes de emprender la marcha, hay que tener en cuenta que el tramo más peligroso, o al menos en el que se registra mayor número de accidentes, es el km 12 de la carretera A-55 en Pontevedra, a la altura de Mos, aunque en el último año ha mejorado el índice de accidentes con respecto a periodos anteriores. Otras de las carreteras más peligrosas de España son la A-77-a en Alicante, en el kilómetro 0, y la vía T-11 en Tarragona, especialmente en el km 17.
Climatología adversa y oscuridad
Conducir con niebla, lluvia, nieve, hielo, viento es una práctica de riesgo que deberíamos evitar en la medida de lo posible. Sin embargo, si nos sorprenden en mitad de un viaje, hay que tener en cuenta lo siguiente:
- Niebla: la visibilidad se reduce drásticamente en mitad de un banco de niebla, por lo que es recomendable encender las luces de cruce y el alumbrado antiniebla siempre que la visibilidad sea reducida, adaptar la velocidad y la distancia de seguridad con el vehículo delantero (vigilando siempre su luz de freno), no frenar bruscamente y evitar adelantamientos. En el caso de que sea muy densa, podemos tomar como referencia las marcas viales de la derecha de la calzada (en autopista y autovía siempre se debe circular por el carril derecho si hay niebla), pero prestando especial atención a los vehículos de dos ruedas y peatones que puedan ocupar ese espacio. Si, finalmente, la densidad de la niebla o alguna otra incidencia nos obligara a detenernos, debemos prestar atención a la señalización de nuestra posición para no sorprender a los demás conductores, encendiendo los intermitentes de emergencia, los faros y el alumbrado antiniebla.
- Lluvia: en el caso de la lluvia, a los problemas de visibilidad también hay que sumar la pérdida de adherencia del vehículo, por lo que no sólo es recomendable encender las luces de cruce, sino también otro tipo de medidas destinadas a combatir el vaho en las lunas y en sistemas mecánicos, como orientar la calefacción interior del vehículo hacia los cristales (y limpiarlos con una bayeta seca), comprobar periódicamente la eficacia de los frenos, tocándolos suavemente para secar la humedad de las pastillas. También hay que evitar los frenazos bruscos que pueden provocar deslizamiento y aquaplaning y aumentar la distancia de seguridad con el vehículo de delante.
- Nieve y hielo: si la lluvia hace que el vehículo pierda agarre, la nieve y el hielo hace que la adherencia desaparezca por completo. El uso de cadenas de nieve homologadas o neumáticos de invierno nos ayudará con este problema. También hay que tener en cuenta que los primeros copos ya convierten el asfalto en una superficie deslizante y que una nevada espesa puede ocultar señales y marcas viales, reduciendo aún más la visibilidad. Conducir siguiendo las rodadas de los vehículos precedentes, extremando la suavidad en giros, aceleraciones y frenadas y circular con la marcha más larga posible también nos ayudará a evitar disgustos. Las demás medidas son similares a las que hay que tomar ante la niebla y la lluvia: encender las luces de cruce y alumbrado antiniebla si la nevada es muy densa, adaptar la velocidad y distancia de seguridad, no frenar bruscamente y evitar adelantamientos y, en caso de cualquier incidencia en carretera, encender inmediatamente los intermitentes de emergencia, faros y alumbrado antiniebla…
- Viento: una inesperada ráfaga de viento puede ser tan peligrosa como las situaciones meteorológicas anteriormente descritas, tanto por su fuerza (capaz de alterar la del vehículo) como por su imprevisibilidad. Ante una fuerte y súbita racha de viento surgida tras un adelantamiento, en cruces con otros vehículos, en la salida de un túnel y, en general, en lugares poco protegidos de la carretera, sólo cabe disminuir la velocidad y sujetar fuertemente el volante para evitar desviaciones peligrosas.
Conducción nocturna
Para algunos conductores, los riesgos de conducir de noche se compensan con la tranquilidad que ofrece la carretera de madrugada. Sin embargo, siempre hay que tener en cuenta que la menor visibilidad impone observar ciertas precauciones, como disminuir la velocidad hasta un 20% con respecto al límite (ya que la luz de cruce no es suficiente para iluminar toda la distancia de frenado), vigilar el uso de nuestras luces largas para no deslumbrar a otros conductores, combatir la somnolencia aireando el vehículo (nunca dirigiendo las rejillas del coche hacia los ojos), escuchando la radio (si nos resulta de ayuda) y haciendo paradas cada 200km o dos horas (o cada vez que notemos fatiga) para recuperar las condiciones necesarias para conducir con seguridad. Además, si es una noche lluviosa hay que aprovechar estas paradas para limpiar de barro y polvo de la iluminación y señalización de nuestro vehículo. Finalmente, en caso de que sea necesario detener el vehículo en la vía, las recomendaciones para asegurar su visibilidad deben extremarse, con intermitentes y triángulos de emergencia, así como las precauciones al descender del vehículo.