La Unión Europea ya está trabajando en las nuevas directrices de la normativa Euro7 de motores, la que debería ser la última antes de la implantación definitiva de los motores cero emisiones. Esta normativa podría llegar al parlamento europeo antes de finales de este año y la normativa definitiva debería decidirse pronto. La intención es se puede aprobar antes del año 2025.
Son varios los puntos en los que trabaja el organismo europeo. Uno de ellos es que el propio vehículo cuenta con algún tipo de electrificación o hibridación que le obligue a circular sin emisiones durante un recorrido concreto, como por ejemplo las ciudades. También se rumorea que los coches deberían como parte del equipamiento sensores para informar en todo momento a la Unión Europea sobre su conducción, consumo y emisiones.
Varias líneas de trabajo para la nueva normativa Euro7
Poco se sabe de las decisiones que se están negociaciones que se están realizando sobre la normativa Euro7. Sin embargo, se ha filtrado que hay tres ideas sobre la mesa. Una primera opción conllevaría una ampliación de las limitaciones de la Euro6 puesta en marcha en la actualidad y que conllevaría una mayor restricción de emisiones de CO2 y NOx.
La segunda línea de trabajo sería una variante de la Euro6 todavía más restrictiva en la que incluso se controlaría el consumo de los coches sin emisiones, para buscar su mayor eficiencia. Y, la tercera, y última, buscaría una mayor restricción de emisiones y consumo así como un mayor control por parte de Europa de estas cifras.
Sería tal el control que, incluso, podrían contar con sensores que monitoricen en todo momento el comportamiento del coche para tener un conocimiento en tiempo real de la respuesta de cada vehículo y la contaminación que provoca el tráfico.
¿Obligación a que todos los coches sean al menos híbridos?
Es en este punto, y según adelanta AutoExpress, en el que los vehículos podrían contar con una modalidad de conducción eléctrica para que, dependiendo del momento o el lugar por el que se conduzca, circulen sin emisiones.
Para ello el vehículo no solo tendría que ser híbrido y contar con una batería que le permia realizar varios kilómetros, además también debería contar con tecnología de posicionamiento GPS.
La llegada de ambas obligaciones obligaría a sumar nuevas tecnologías al vehículo. Esto tendría como resultado un aumento del precio final del coche. Y, todo esto, en un momento en el que las marcas están invierto importantes presupuestos en sus gamas de vehículos eléctricos. Y en el que el mercado está bajo mínimos.
Pero justifican la llegada de estos cambios por la mejor de la calidad del aire en las ciudades. Pronto tendremos nuevas noticias. Antes de verano deberíamos tener el primer borrador. Por el momento, la industria no se ha manifestado sobre estos primeros rumores.