Es una frase manida y que se suele escuchar muchas veces: “Por una cerveza o una copa de vino que tomes no pasa nada”. De hecho, ese es la cantidad que se ha presentado en muchas ocasiones como límite para dar positivo en un test de alcoholemia. Sin embargo, toda ingesta de alcohol influye a la hora de conducir. Y no hace falta dar positivo, o estar ebrio, para que se nos note. En este tipo de casos debe primar la seguridad y no solo el miedo a que nos pongan una multa.
Además, hay que tener en cuenta que no todos los cuerpos reaccionan igual ante la ingesta del alcohol: la altura, la complexión corporal, la velocidad al beber, si se ha comido antes… incluso afecta de forma diferente a los hombres y las mujeres.
Por eso la opción más recomendable es no tomar alcohol antes de conducir o recurrir a la fórmula habitual de que uno del grupo no beba para que sea el responsable de llevar el coche de vuelta a casa.
Estos son los efectos del alcohol a la hora de conducir
Así nos afecta la presencia del alcohol acumulado en la sangre según la cantidad:
- Tasa de 0,15 g/l: disminución de los reflejos. Desde el primer momento aumenta el peligro de sufrir un accidente. Este es el límite marcado para comenzar a multar.
- 0,20 g/l: se pueden apreciar los primeros erros en la conducción.
- 0,30 g/l: a una disminución de la agudeza visual y de la capacidad de juicio se suma la excitación emocional, la relajación y la falsa sensación de bienestar.
- 0,50 g/l: se alteran las condiciones psicomotrices lo que se traduce en un aumento del tiempo de reacción. También aumenta la euforia.
- 0,80 g/l: pérdida del control de los movimientos y una incapacidad manifiesta de reaccionar ante estímulos. Los reflejos quedan muy debilitados.
- 1,2 g/l: falta de coordinación psicomotriz e incapacidad de medir las situaciones de peligro.
- 1,5 g/l: confusión mental, perturbación en la visión con posibilidad de visión doble, pérdida manifiesta en la coordinación psicomotriz, incapacidad manifiesta de comunicación y actitud dubitativa.
Multas por positivo en alcoholemia
Llegados a este punto, conviene recordar cuáles son las multas que uno puede sufrir al ingerir alcohol por cantidad de aire exhalado:
- Entre 0,25 mg/l y 0,50 mg/l (equivalente a 0,15 g/l en sangre que decíamos antes). Multa de 500 euros y la pérdida de 4 puntos en el carné.
- De 0,50 mg/l a 0,60 mg/l. Sanción de 1.000 euros y resta de seis puntos del carné.
- A partir de 0,60 mg/l. Se considera delito penal. Se expone a penas de entre tres y seis meses de prisión, entre seis y doce meses de sanción económica, que se puede computar por trabajos para la comunidad; y la pérdida del carné de conducir por un periodo máximo de 4 años.
A este análisis habría que añadir la posibilidad de que la persona requerida se niegue a realizar la prueba de alcoholemia cuando requerido por los agentes. En este caso, y según lo dispuesto en el artículo 383 del Código Penal, también se considera delito por lo que la sanción será similar a la de superar la tasa máxima de alcoholemia: entre seis meses y un año de cárcel y la pérdida del carné de conducir por un periodo de entre uno y cuatro años.
Trucos que no funcionan para evitar un positivo en un test de alcoholemia
Hay muchas leyendas urbanas sobre trucos que logran rebajar el nivel de alcohol en sangre y que podrían evitarnos una multa. Internet está plagado de estos decálogos. Sin embargo, son falsas. Ninguno ayuda. Lo único que va a impedir un positivo en una prueba de alcoholemia es no ingerir alcohol.
Pese a todo, repasamos algunos de los trucos que alguna vez te podrían decir pero que no funcionan:
- Masticar chicle o granos de café. Esta teoría se puede extender a todo tipo de sabores picantes pues hay quien acompaña esta leyenda con pasta dentífrica o, incluso, tabasco. Muchos creen que el sabor fuerte que tenemos en la boca despistará al alcoholímetro sin darse cuenta de que el aparato recoge el aire que llega desde los pulmones no el que tenemos en la boca.
- Hacer ejercicio. Muchos entienden que reactivar el cuerpo mediante la realización de ejercicio, entre la primera y la segunda prueba, va a permitir quemar el exceso de alcohol en sangre. Y tienen razón. Aunque en parte. Lo van a conseguir pero de forma inapreciable para la máquina que seguirá dando la misma cifra en la segunda prueba. Además, en algunos casos el deporte puede producir un efecto contrario. Al realizar ejercicio, el cuerpo buscará nutrientes en el estómago y aquí encontrará el alcohol ingerido por lo que acelerará la digestión terminando por aumentar la cifra del alcoholímetro.
- Esperar dos horas. Otro truco muy habitual, dejar de beber un rato antes de salir. Un completo error porque el cuerpo estará digiriendo el alcohol durante las dos próximas horas, un tiempo en el que la presencia de alcohol en sangre solo aumenta. Solo a partir de ahí comenzará a bajar. Hay que ser muy previsor, y hablamos de cinco o seis horas, para dejar de beber antes de coger el coche. Y eso si no se ha bebido mucho.
- Soplar despacio. No puedes creerte más listo que el alcoholímetro. Este te pide una velocidad y un caudal de aire determinado (por eso tenemos que soplar mientras dure el pitido). En caso contrario, tocará repetir la prueba hasta que lo hagamos de forma correcta. Hacer mal la prueba en repetidas ocasiones será considerado una negativa a hacerla lo que se considera delito.
- Beber mucha agua. Por beber mucha agua pensamos que iremos con más frecuencia al baño y por tanto eliminaremos antes el alcohol. Craso error, el cuerpo no elimina igual el alcohol que el agua. Iremos al baño sí, pero apenas rebajaremos la cifra del alcoholímetro.
- Consumir drogas. Hay quien cree que consumiendo otras drogas se rebaja la tasa de alcoholemia. Además de falso, nunca hay que tapar un problema con otro porque a la prueba de etilómetro se podría sumar la del test de drogadicción y arriesgarse, como poco, a perder el carné de conducir durante un largo periodo de tiempo.