Repasamos las averías que puede sufrir tu coche por el frío invernal.
En invierno hace frío, no vamos a descubrir nada a nadie. Pero las temperaturas que estamos padeciendo en estas fechas, en muchos puntos del país apenas superan los cero grados, pueden ser realmente dañinas para nuestros vehículos. El coche no es inmune a estas condiciones, especialmente algunos de sus componentes, con las que pueden sufrir importantes y costosas averías.
Hacemos un repaso a los elementos del coche a los que más atención debes poner cuando el mercurio del termómetro baja demasiado y te damos unas recomendaciones para evitar que sufran de más o simplemente impedir que se averíen por el frío.
Batería
Es, seguramente, el elemento que más peligro tiene de sufrir una avería, en este caso que se quede sin carga, una probabilidad que aumenta al ritmo que crece su veteranía. Así, para prevenir sorpresas, es recomendable acudir a un taller a chequearla a la más mínima oportunidad. Aquí nos dirán el estado en el que se encuentra y la vida útil que le queda.
En caso de que este sea bajo habrá que sustituirla, algo que podríamos hacer nosotros con un coste que rondará los 100 euros aunque es más recomendable hacerlo en un taller pues ellos se quedarán con la batería vieja y le darán el trato que requiere un elemento con tantos líquidos contaminantes y corrosivos.
En caso de no sustituir y mantenerla cuando es veterana, desde ClicaCoches.com recomendamos no hacer trayectos demasiado cortos pues existe la posibilidad de que gaste más batería (en la arrancada) que la que va a regenerar durante su trayecto por lo que poco a poco la iríamos descargando sin ser conscientes de ello.
El alternador también es otro elemento que podría sufrir con el frío.
Motor
Un coche que ha dormido por la noche al raso está muy frío por lo que al arrancar el motor es recomendable dejarlo un par de minutos al ralentí para que coja algo de temperatura, una recomendación que puede resultar incongruente en estos tiempos de máxima preocupación por el medio ambiente.
En este tiempo no va a llegar al nivel óptimo de temperatura pero sí que va a permitir que los cilindros, algunos componentes y los líquidos de la mecánica pierdan ese frío que puede provocar una rotura por falta de lubricación o densidad inadecuada cuando entremos en el tráfico real de la ciudad.
Una reparación aquí puede variar. En caso de romper algún componente del motor la reparación se puede ir por encima de los mil euros. Resulta de vital importancia el control del líquido anticongelante, que se debe cambiar de forma periódica. Será el encargado de mantener la temperatura óptima de nuestro motor en verano e invierno, y su cambio tiene un coste de ronda los 50 euros en un taller, aunque nosotros lo podemos rellenar si vemos que el depósito está bajo.
Calefacción
Uno de esos componentes del coche que resulta imprescindibles a estas alturas del año. Su fallo puede deberse a una obstrucción de los conductos por el mal estado del líquido anticongelante que puede haber dejado residuos. Un vaciado, limpieza y rellenado de conductos puede salir por unos 150 euros.
Una cosa que debemos tener en cuenta con la calefacción es que esta aprovecha el calor del motor por lo que si tarda en salir aire caliente (o no llegamos a tenerlo) puede deberse a que nuestro desplazamiento ha sido demasiado corto y no le ha dado tiempo al motor a coger temperatura y ofrecer aire caliente.
Neumáticos
Siempre se habla de la necesidad de que los neumáticos estén en buen estado. Nos referimos a que presenten una profundidad mínima de 1,6 mm en el dibujo de su banda de rodadura (el mínimo obligatorio) aunque es recomendable que esta esté por encima de los 2 mm, que no presenten desgastes anormales en alguna zona ni estén dañados.
Sin embargo, también sufren por la baja temperatura. Si nos vamos a mover por zonas con una temperatura media inferior a los 7 grados es más que recomendable cambiarlos por unos de invierno pues, además de que tienen más surcos en su banda de rodadura para un mayor agarre en situaciones de humedad o nieve, sus gomas van a responder mejor a baja temperatura.
Limpiaparabrisas
Caen unas primeras gotas y activamos rápido el limpiaparabrisas para ver bien la carretera. Lo normal. Sin embargo, cuando hacemos esto las escobillas pasan por muchas zonas de la luna que están secas y que pueden contener restos de suciedad, algo que va a dañar el filamento del limpiaparabrisas para después dejar las molestas líneas de agua que limitarán nuestro campo de visión.
Por ello es recomendable, además de llevar los cristales limpios, echar agua sobre la luna antes de salir, empapar bien el cristal y dar unas primeras barridas con toda la superficie mojada para evitar que se dañen los limpiaparabrisas. El cambio de estas no es muy caro, lo podemos hacer nosotros y el coste del recambio puede estar en torno a los 30 euros.
Otro error que solemos cometer es intentar barrer el hielo o la nieve con las escobillas. La mejor solución para eliminar ese hielo o nieve es verter agua (que no esté caliente) con una mínima proporción de alcohol. Cuidado con echar agua caliente que el cristal se podría romper con el cambio brusco de temperatura. Y, cambiar una luna no es especialmente económico. Podría salir por un mínimo de 400 euros.
Faros
Tan importante es que nosotros veamos como que nos vean los demás conductores. Por eso no solo debemos tener todas las luces en correcto orden de funcionamiento y bien reguladas en altura sino que los faros deben estar limpios y pulidos.
Los grupos ópticos son espacios estancos en los que no debe entrar agua ni suciedades pero con el paso del tiempo hay gomas que se agrietan y que dejan pasar aire. Ahora, con el frio de la calle y las temperaturas que proyectan estas luces, se pueden formar vahos en el interior del faro que difuminan la luz y pueden provocar molestias en la visión de los conductores con los que nos crucemos. En este caso hay que revisarlos y tapar estas grietas.
Carrocería
Es práctica común que cuando bajan las temperaturas se esparza sal sobre nuestras carreteras para evitar la formación de bloques de hielo o que cuaje la nieve. Esto, aunque facilitará el tránsito de la circulación, tiene un efecto secundario muy dañino para nuestros vehículos. La sal es muy corrosiva para el metal, tanto para la carrocería, donde veremos cómo se levanta la pintura y quedan a la vista zonas con óxido, como para la mecánica, menos visible aunque igual de dañina.
En estas fechas, aunque esté lloviendo, es recomendable lavar el coche con cierta frecuencia, mejor con una pistola de agua a presión que en un túnel de lavado, pues así podremos dirigir el chorro de agua hacia los bajos del coche y eliminar así esos restos de sal.