La DGT puso en marcha una campaña especial de control del transporte escolar entre el 30 de noviembre y el 4 de diciembre y esta ha concluido con la enhorabuena de la entidad dirigida por Pere Navarro hacia los conductores y empresas que se dedican a llevar al colegio a los más pequeños. Sin embargo, la realidad es que han multado al 45,05% de los vehículos, la mayoría por cuestiones administrativas que no cumplían los vehículos.
Esto supone un aumento del porcentaje de sanciones con respecto a la anterior campaña, puesta en marcha entre los días 3 y 7 de febrero cuando se controlaron 3.360 vehículos de los que 1.420 fueron sancionados, un 42,2 % del total.
Multas ‘burocráticas’
Desde la DGT apuntan a que dos conductores fueron multados por la presencia de restos de drogas en su organismo, sin embargo ninguno dio positivo en los test de alcoholemia. También aseguran que no hubo ningún vehículo detectado superando los límites de velocidad (en febrero se multó a dos autobuses por este motivo) y que 8 fueron sancionados por no utilizar el cinturón de seguridad (en febrero se impusieron 16 multas por este motivo).
Otro cantar son las multas por cuestiones administrativas. Hasta 1.123 vehículos no contaban con la autorización especial necesaria para dar servicio de transporte escolar, mientras que 359 circulaban sin el seguro de responsabilidad ilimitado necesario. También detectaron que 139 vehículos no mostraban la señal V-10 que indica que el vehículo cumple con las funciones de transporte escolar mientras que 27 no disponían de dispositivo luminoso con señal de emergencia.
Por otro lado, hasta 94 autocares presentaban deficiencias en las puertas de servicio y emergencias. Y 32 no contaban con la ITV en vigor.
Personal necesario en el transporte escolar
Finalmente, el análisis de la campaña especial de la DGT muestra que hasta 18 conductores excedían el tiempo de conducción o no cumplían con los tiempos de descanso establecidos en la ley, mientras que 19 autobuses no contaban con una persona a bordo que supervisara el comportamiento de los pequeños, otro de los requerimiento de la normativa de transporte escolar.