Un estudio pericial demostró que la lluvia y el viento variaron el cálculo de la velocidad, por lo que la multa fue archivada.
Son muchas las excusas que hemos oído para que a uno le quiten una multa, algunas de las cuales hemos referido en ClicaCoches. Pero nunca habíamos oído nada sobre el exceso de viento. Y en esta ocasión, ha logrado demostrar que tenía razón. En enero, un radar de la N-232 a la altura de Mallén (Zaragoza) detectaba una furgoneta a una velocidad de 184 km/h en un tramo que tenía una máxima acotada a 60 km/h por obras.
El conductor desde el primer momento apuntó a su inocencia, según indican desde el Heraldo de Aragón, asegurando que nunca había circulado a tal velocidad y menos con una furgoneta. Sin embargo, la multa le fue notificada. Esta sanción, con el Código Penal en la mano, está tipificada como delito y le podría suponer una pena de cárcel entre 3 y 6 meses, o entre 6 meses y 2 años si se considera grave.
Además, también se le retiraría el carné de conducir por un tiempo estimado de entre uno y cuatro años o 6 años según la gravedad del delito.
Estudios periciales
El conductor de la furgoneta inició desde el primer momento todo tipo de reclamaciones para determinar su inocencia. Así, se pidió realizar un estudio pericial del propio radar, el cual había sido verificado por técnicos de la DGT varios días antes y al que se le realizó un nuevo y en ambos casos certificaron el buen funcionamiento del cinemómetro. Solo admitían una variación en el cálculo de la velocidad de un 5 % arriba o abajo.
Finalmente, cayó en la cuenta de que el día que le habían puesto la multa había sido un día de mucho viento y mal tiempo, la península había estado bajo los efectos de la borrasca Gloria por lo que solicitó un nuevo estudio pericial teniendo en cuenta este hecho.
Este estudio le dio la razón. Desde el Aemet constataron que había habido importantes precipitaciones entre las 21:00 y las 22:00 horas, el momento en el que le pusieron la sanción, y apuntó a las fuertes rachas de viento que se produjeron en la zona. Y aquí es donde encontraron que las gotas de lluvia o nieve que ha de atravesar el láser del radar así como las que se sitúan en el propio aparato podrían haber variado el cálculo de la velocidad del propio radar.
De esta manera, y tras muchos meses de lucha y peticiones de peritaciones, la multa fue archivada por el juez del caso.
