Desde que se puso en funcionamiento, la ZBE de Barcelona ha puesto casi 11.000 multas.
El Ayuntamiento de Barcelona impuso un total de 10.761 sanciones por el acceso de vehículos no autorizados a la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) en los primeros 18 días laborales de funcionamiento, lo que supone una media de unas 600 multas diarias. Y esto contando solo las que se han puesto en Barcelona. A estas habría que sumar las sanciones de Hospitalet de Llobregat, Esplugues de Llobregat, Cornellá de Llobregat y Sant Adiá del Besós, localidades que pertenecen al AMB y que se han sumado al ZBE, pero que no han rebelado sus cifras.
En este tiempo, además, se han perdido 550.000 trayectos en vehículos contaminantes, lo que representa un tercio del total del tráfico habitual de Barcelona. Además, los vehículos sin distintivo medioambiental representan ya solo un 3% de la circulación cuando hasta la entrada en vigor de esta normativa suponían hasta el 20 % del total.
Adiós a los coches contaminantes
El ZBE se puso en marcha el pasado 1 de enero y aunque debía haber empezado a multar el pasado 1 de abril, esta fecha se retrasó hasta el pasado 15 de septiembre a causa de la pandemia, el confinamiento y las necesidades especiales de los ciudadanos.
Mediante esta medida no pueden entrar en esta área urbana los vehículos sin etiqueta medioambiental (los de gasolina fabricados antes del año 2000 y los diésel matriculados antes de 2006) los días laborales en horario de 7:00 a 20:00 horas. El resto del tiempo sí que tienen libertad de movimiento. Esta medida también afecta a las furgonetas que fabricadas antes de 1994 y a los ciclomotores de antes de 2003.
Un total de 70 cámaras son las encargadas de vigilar el cumplimiento de esta normativa, las cuales ya han detectado casi 11.000 infracciones solo en la ciudad de Barcelona. Las multas parten de 100 euros.
Objetivo no cumplido… por ahora
Desde el Ayuntamiento de la ciudad condal hablan de que gracias a esta ZBE han logrado reducir los niveles de contaminación aunque reconocen que aún no han llegado a los límites que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS). Uno de los motivos, entienden, se debe al aumento del uso de los vehículos particulares de los ciudadanos en detrimento del transporte público por el miedo a un nuevo contagio.
Sin embargo, las restricciones a la movilidad no quedarían aquí. Según apuntan desde El País, está en estudio aumentar las restricciones a esta área, reduciendo el número de entradas a los coches con etiqueta B de la DGT (amarilla) al tiempo que también está sobre la mesa una propuesta de crear un peaje por congestión, aunque en ambos casos falta acuerdo por parte del equipo de Gobierno para su implantación.