El trasvase de ventas de mecánicas diésel a gasolina ha conllevado un importante aumento de ingresos para el Estado.
Uno puede tener sus opiniones. Te pueden gustar o no las últimas medidas que se están tomando en torno al sector del automóvil. Pero los números no fallan. La realidad nos muestra que el Gobierno ha aumentado un 36 % los ingresos por el impuesto de matriculación tras el veto al diésel, unas cifras que se han ‘suavizado’ pues al final del 2018 esta cifra se elevaba hasta el 50 %.
El objetivo del Gobierno, así como de las administraciones locales y de Europa, es el de reducir las emisiones contaminantes. Sin embargo, las acciones que están poniendo en marcha no están ayudando a conseguirlo (España quiere bajar un 38 % sus emisiones de aquí a 2030).
El trasvase de compras de modelos diésel a gasolina ha traído como consecuencia una reducción de las emisiones de NOx, las que afectan a la salud. Pero, al mismo tiempo, ha llegado un importante repunte de las emisiones de CO2, las que provocan el calentamiento global, justo el principal problema medioambiental contra el que luchaba Europa hace no demasiado tiempo por su incidencia en el efecto invernadero y el calentamiento global.
Aumento de ingresos
El veto al diésel ha supuesto que un importante porcentaje de clientes objetivos de esta mecánica se hayan decantado por uno de gasolina. Esto, sumado al cambio en el ciclo de homologación de consumo y emisiones que entró en vigor el pasado 1 de septiembre, ha llevado a muchos a tener que afrontar un impuesto de matriculación que, en caso de haber adquirido el vehículo que buscaban inicialmente, no habrían tenido que pagar.
El resultado de estos movimientos es que en febrero, el Estado recaudó 46,54 millones de euros mientras que el mismo mes del año anterior esta cifra se quedó en 34,26 millones. Esto supone una subida de un 35,6 % para las arcas públicas.
Al ampliar el análisis a los dos primeros meses del año, vemos que se recopilaron 95,05 millones de euros mientras que en el mismo periodo de 2018 los ingresos quedaron en 71,27 millones, es decir, el aumento ha sido de un 33 %.
Si nos centramos en el coche a coche, la cuota media en concepto de impuesto de matriculación que tuvo que afrontar cada vehículo fue de 483 euros, un 53,8 % más que en el mismo mes del año pasado. Si este incremento no se corresponde con los ingresos es porque, además, el mercado de vehículos nuevos de nuestro país experimenta un retroceso continuado que se inició hace 6 meses (en febrero se retrajo un 8,8 %).
Escalada de ingresos y emisiones
El aumento de recaudación por este impuesto se inició en 2017, aunque entonces el mercado encadenaba subidas continuas. Sin embargo, fueron los titubeos del Ejecutivo de Sánchez y sus ministerios de Transición Ecológica e Industria con algunas mecánicas, así como el ruido con el que han acompañado desde las administraciones locales y Europa las que han terminado de cambiar las preferencias de los diésel a los de gasolina.
Así, mientras que hace dos años, era la mejora del mercado la que inflaba estos ingresos, ahora es el cambio en el conteo de las emisiones y el mayor gravamen de los vehículos gasolina sobre los diésel el que ha acompañado este incremento.
Así, teniendo en cuenta esto, la media de emisiones por coche vendido el pasado febrero fue de 122 g/CO2 mientras que el mismo mes del año pasado fue de 117. Esto supone que en febrero se vendieran más de 40.000 coches que emiten más de 120 g/CO2, lo que supone el mayor índice que presenta el mercado en los últimos siete años.