La amaxofobia (del griego ‘amaxo’ -carro- y ‘fobos’ -temor-) es el miedo a conducir. Se trata de una patología más presente de lo que parece entre los conductores españoles. El 22% sufre ansiedad al volante, según el estudio La ansiedad y su influencia en los conductores españoles de Attitudes y la Universidad Autónoma de Barcelona. Es más habitual entre las mujeres (sobre todo en las de más de 40 años) y puede producirse por diversos factores.
Hay quien disfruta al máximo de cada kilómetro que realiza al volante; pero en el lado contrario encontramos muchas personas que tienen miedo a conducir, aun contando con el permiso en vigor desde hace años. La amaxofobia está más extendida de lo que creemos, aunque haya muchas personas, especialmente los hombres, que no reconozcan tenerla.
Si eres una de las personas afectada por este mal o conoces a alguien que lo padezca, no desesperes, porque se puede superar con pautas como las siguientes, que deberán estar supervisadas por un psicólogo.
1. Reconocer el problema
Para eliminar cualquier fobia, incluida el miedo a conducir, la persona que la sufre debe comenzar por reconocer el problema y mostrar la intención de solucionarlo. Sobre este punto de partida hay que saber cómo se manifiesta, en qué situaciones y si es débil, moderada o fuerte.
El psicólogo Ignacio Calvo explica en El País que la amaxofobia se trata en tres niveles: pensamientos anticipatorios, técnicas de control de las reacciones fisiológicas y enfrentamiento gradual.
2. Desterrar los miedos
Con ayuda de un profesional, hay que saber manejar los diferentes temores que nos impiden conducir. Pensamientos como ‘se me va a averiar el coche’, ‘me van a pitar’ o ‘voy a a tener un accidente’ deben desterrarse con una inyección de autoestima y sentido común: ‘¿Por qué me van a ocurrir estas cosas?’ ‘¿No voy a ser capaz de encontrar una solución si suceden?’, son preguntas muy útiles que pueden atajarlos.
3. Eliminar el estrés
La acción de conducir se debe realizar sin tensiones, relajado. Así, nuestra concentración y reflejos aumentarán. Para un amaxofóbico es muy recomendable practicar con frecuencia técnicas sencillas de relajación o de respiración profunda para controlar la ansiedad y los nervios.
4. Enfrenamiento gradual: realidad virtual
Antes de atacar sobre el asfalto la fobia a conducir, psicólogos como Andrea Arroyo, de Advance Medical, recomiendan un enfrentamiento gradual, empezando por practicar en un simulador. Muchas autoescuelas cuentan con cursos para superar estos trastornos y reforzar las habilidades de conducción. También el Comisariado Europeo del Automóvil (CEA) ofrece cursos terapéuticos gratuitos para víctimas de accidentes de tráfico que sufran amaxofobia, compuestos por charlas, talleres y prácticas en circuito cerrado, todo ello bajo la supervisión de psicólogos especializados.
5. Enfrentamiento gradual: situaciones reales
Finalmente, la amaxofobia se considera controlada cuando la persona es capaz de conducir con normalidad en situaciones reales, con tráfico. El ‘paciente’ debe comenzar por recorrer trayectos sencillos y conocidos, que vuelvan a generar confianza en sí mismo, e ir introduciendo poco a poco recorridos más largos y con mayor volumen de tráfico.