Si ya nos enamoramos hace un año de la tercera generación de un mito de la automoción, ahora perdemos el juicio con su versión descapotable. Llega el Bentley Continental GT Convertible, un gran turismo que anima su figura con un motor W12 de 635 CV y que engloba las cotas más altas del lujo en la automoción.
Su capota se pliega de forma automática en el maletero, un proceso que solo requiere de 19 segundos. Disfruta de las últimas novedades técnicas de la compañía pero, sobre todo, de las más exclusivas pieles, maderas y detalles para hacer que cada viaje sea único y que no tengamos ganas de arribar a nuestro destino.
Escultura rodante
Poco nuevo se puede decir de su figura que no se haya dicho ya. La calandra gana en presencia con respecto a su antecesor, lo mismo que las ópticas y la musculatura de sus formas. En la trasera, el capó se alarga hacia el horizonte para concluir con unas nuevas ópticas circulares que ya estrenaron su hermano carrozado.
Se presenta con una llantas de 21 pulgadas mientras que se ofrecen en opción unas sobredimensionadas (aún más) de 22. Para su carrocería se puede elegir entre 17 colores (con las novedades de Beluga, Onyx y Portofino), aunque la compañía escuchará e intentará plasmar en realidad el color que desee el comprador de su Bentley GT Continental Convertible.
Para la capota habrá que elegir entre siete colores diferentes. Es de material tweed y se pliega en sólo 19 segundos. Su estructura se ha revisado en su escultura y materiales hasta el punto de que permite reducir en 3 decibelios el nivel de ruido.
Habitáculo de ensueño
El interior del Bentley Continental GT Convertible ha sido decorado con pieles de máxima calidad y enchapados exóticos, tales como el Koa y el Eucalipto Dark Fiddleback, algunos de ellos hechos y engarzados a mano. Los asientos, y por ende el puesto de conducción, igualan en comodidad a un butacón.
Y al nuevo volante multifunción se suma una completa instrumentación y una pantalla táctil de 12,3 pulgadas que comanda el salpicadero y que se puede escamotear para gozar de un frontal acabado completamente en madera.
Lujo y prestaciones, a partes iguales
Como ya mencionamos, en su interior guarda un motor W12 de 6,0 litros y 635 CV, unido a una caja de cambios automática de 8 relaciones y doble embrague que transmite su energía a las cuatro ruedas (en proporción 40/60). No se vanagloria de músculo interior y sabe aprovecharlo.
Esta obra de orfebrería acelera de 0 a 100 km/h en sólo 3,8 segundos y la aguja del velocímetro llega hasta los 333 km/h. Eso sí, estas alegrías se notan a la hora del pasar por la gasolinera, pues su consumo medio es de 12,4 l/100 km.
Pero esta potencia no se suelta de forma irresoluta. El sistema Bentley Dynamic Ride junto a la barra estabilizadora se encarga de mantenerlo pegado al suelo en cada curva, al mismo tiempo que se ha mejorado la maniobrabilidad y el confort en todo tipo de situaciones.