Soy creyente. En un mundo del automóvil cada vez más autónomo y automatizado, aún creo en coches que llegan al corazón. Como este francés que recupera un nombre de otra época para convertirse en un objeto de culto, frente a un Porsche del que, confieso, soy devoto consumado. Empiezo y aludo a lo de creyente, a sabiendas que de igual forma tal condición lleva implícito el pecado. El credo de estos dos automóviles pasa muchas veces por esa sensación de infringir las normas, de desenterrar nuestros instintos más primarios. De, en definitiva, volver a sentirte protagonista de una conducción tan gratificante como transgresora en estos tiempos modernos, en los que si no te llamas SUV no eres nadie.
Esta introducción dejar entrever por donde van a ir mis argumentos que, en todo caso, ya le anticipo están marcados por la irremediable admiración a dos grandes coches. Del Cayman sobran las presentaciones. El hermano menor del omnipresente Porsche 911 ha sabido ganarse su respeto, e incluso, a veces ponerle contra las cuerdas, a la vista de una dinámica muy efectiva, mayor facilidad de conducción y unas prestaciones, como es norma en la casa alemana, superlativas. Sobre todo si es con la versión actualmente más deportiva de la gama, el Cayman GTS . El rival atípico surge de la idea de Renault, a la postre la fábrica matriz, de recuperar todo un símbolo para los aficionados al motor: Alpine. Como el Ave Fénix, esta marca resurge de sus cenizas con energía y un primer lanzamiento con mucho sabor a aquel Alpine A110 de éxito de las décadas de los 60 y 70.
No todo es potencia
Aunque la diferencia mecánica es importante, y la procedencia (Grupo Renault o Porsche) también impone una barrera psicológica en el momento de una primera elección, no es determinante a la hora de lograr sus propósitos. Reclaman ese espacio irracional y pasional de cualquier deportivo que se precie. Mientras que el Cayman GTS escogido toca techo con 365 CV (la familia parte de 300 CV) y saca una clara ventaja frente a los ‘solo’ 255 del modelo galo, este último se vale de otras armas, siendo la más importante un peso de lo más liviano: 1.103 kilos. Frente a los 1.385 del alemán, que no son ni mucho menos disparatados, hay un mundo y establece ya una clara pauta de comportamiento.
Así, cuando recojo el Alpine de la sede de Renault ya noto cómo esa ligereza rezuma en cada kilómetro de uso. Aparte, con un diseño realmente logrado para rememorar tiempos pasados en los que se interpretan en clave actual los cuatro grupos ópticos delanteros, o ese ‘culo’ agazapado que le da tanta personalidad. Dentro respira mucha modernidad y sabiamente sabe distanciarse del estilo de los últimos Renault, a pesar de que algunos mandos y botones sean compartidos (los de la radio en la columna de dirección, control de velocidad…). Así y todo, la puesta en escena es atractiva, y desde los pedales metálicos o los envolventes asientos tipo baquet derrocha deportividad con acierto.
Habitáculos
Por su parte, el Cayman es ya un viejo conocido, de ahí que no me sorprenda, aunque sí vuelva a destacar, su habitáculo deportivo vestido de buenos ajustes y materiales en consonancia con una marca de prestigio. Esta versión GTS añade más empaque con la introducción de tejido Alcantara en volante, parte inferior de salpicadero o reposabrazos. No es tan colorista como su compañero (aquel juega con los colores de la bandera francesa en la representación de la instrumentación digital y pantalla central, por ejemplo) y visualmente la consola central del alemán resulta más abigarrada de mandos.
Pese a que el de Sttutgart parte de unas dimensiones más grandes, especialmente en longitud, midiendo fuerzas en parado y antes de comenzar la marcha, el enfrentamiento no desentona. Predican con una base conceptual parecida, donde el motor se sitúa en posición central, antes de superar el eje trasero, dejan la tracción a la zaga y abogan por un equilibrado reparto de masas. Hasta coinciden en la peculiaridad de ofrecer dos maleteros, uno delante y otro detrás (más grandes en el Cayman); un espacio limitado pero muy razonable si consideramos que deben dar cabida al equipaje de solo dos personas.
Dentro, la amplitud es justa aunque sin grandes agobios. Los dos arropan al conductor desde una posición de asiento baja; el Cayman, con un volante más recto, en contraposición a la inclinación más marcada de la que da cuenta el Alpine. En este, sorprende la ausencia de una palanca de cambio, ya que la dirección de marcha se engrana con botones para después encomendar el cambio a las levas, o bien dejarlo en modo totalmente automático.
En movimiento, el francés es un coche ligeramente más cómodo que su rival. En primer lugar, el motor, justo a la espalda, está bien aislado y hasta pasa bastante desapercibido de no acelerar en exceso. Esto no quiere decir que no sea capaz de elevar el tono al pisar con vehemencia el acelerador; suena fino pero con carácter, y deja un bonito sonido de descarga y aspiración del turbo.
Comienza la comparativa
En este sentido choca con el talón de Aquiles de la nueva generación Porsche 718. Si caben críticas, hay que buscarlas en el tono roto y poco melódico, sobre todo al ralentí, del bóxer tetracilíndrico; mas cuando en el recuerdo tengo grabada la mejor ‘partitura’ del ya extinto bloque de seis cilindros. Afortunadamente, los tiempos cambian a mejor en lo que concierne al rendimiento, simplemente abrumador: espectacular su velocidad máxima de 290 km/h, amén de un consumo comedido con estos datos, con medias reales cercanas a los 9 litros.
Desde su posición más ‘modesta’ pero altamente prestacional, el Alpine hasta mejora una décima el registro de salida. En una carrera de aceleración mantiene el tipo, aunque poco a poco irá perdiendo distancia, lógicamente, ante el mayor poderío del Cayman. Y si este último sugiere una entrega de potencia más inmediata, el galo presume de hasta un refinamiento elevado, respuesta muy ágil ante el pedal del gas y un consumo en torno a un litro menor que su rival. Con todo, obliga a parar antes a repostar porque su depósito es algo justo, solo 45 litros (64 en el oponente).
En el intercambio de golpes, en lo que a feeling de conducción se refiere, Porsche es mucho Porsche y es efectivo como pocos. Acompañan al motor un excelente cambio de marchas PDK de doble embrague (más conseguido que el del Alpine, también diligente) y una plataforma imperturbable a cualquier velocidad. Da una confianza tremenda para apurar la frenada (muy potente) hasta el mismo vértice, y en zonas rápidas marca el paso.
Rivales
El dogma del Alpine A110 va por otros derroteros, aunque el compromiso con la diversión es común. Con una sonoridad de rodadura menos evidente y una estrategia de amortiguación más conservadora, tiene un punto más de civismo. Sin embargo, lo dicho, como predicador de una conducción purista tiene esa faceta rebelde que aparece a poco que le pidamos. Lo mejor, la ligereza, la capacidad de cambiar de trayectoria en un suspiro, aunque cuidado, con una dirección más sensible (directa en su primer movimiento, pero más imprecisa al final que la de Porsche) que a su vez genera más movimientos transversales e implica más atención en curvas medias y rápidas. De cualquier modo, la zaga permanece bien pegada al suelo, con buena tracción.
Sin duda, hay un lugar de encuentro para estos dos excelentes deportivos, desde su distancia en precio, claro. El Alpine aspira a captar al cliente más nostálgico y no con un coste precisamente barato, 61.500 €. Casi lo que costaría un Cayman básico y muy alejado de los casi 90.000 de la versión GTS, a la que incluso así falta equipamiento (obliga a seguir tirando de cartera para igualar dotación). Una cuestión de fe, y monetaria, la de decantarse por uno u otro coche condenados a encontrarse en el corazón de los que demandan sensaciones fuertes.
Ficha técnica Alpine A110 Première Édition
Tipo de motor Cilindrada Potencia máxima Par máximo Velocidad máxima Aceleración 0 a 100 km/h Precio base Gama desde Lanzamiento | Gasolina, 4 cilindros en línea, turboalimentado 1.798 cm3 252 CV a 6.000 rpm 320 Nm entre 2.000 y 5.000 rpm 250 km/h (autolimitada) 4,5 s 61.500 euros 61.500 euros Diciembre de 2017 |
Ficha técnica Porsche 718 Cayman GTS PDK
Tipo de motor Cilindrada Potencia máxima Par máximo Velocidad máxima Aceleración 0 a 100 km/ Precio base Gama desde Cuota renting* Lanzamiento | Gasolina, 4 cilindros bóxer, turboalimentado 2.497 cm3 365 CV a 6.500 rpm 430 Nm entre 1.900 y 5.000 rpm 290 km/h 4,6 s 88.822 euros Gama desde 59.325 euros 1.980 euros / mes Noviembre de 2017 |
Fotos: Paloma Soria.