El primer coche eléctrico Mazda verá la luz en 2020 y no en 2019 como se preveía en un principio. La gama constará de dos modelos, aún sin especificar por la marca japonesa; pero sí ha anunciado que uno estará alimentado únicamente con una batería y otro con batería y motor rotativo.
Este último elemento, llamado también motor Wankel, recargará la batería cuando sea necesario para ampliar la autonomía del vehículo. Eliminará así la preocupación del usuario por el nivel de carga, contando así con energía suficiente para terminar el trayecto.
Autonomía extra
El motor rotativo fue adquirido por Mazda a principios de los años sesenta y se empleó por última vez en la gama RX. Se trata de un motor sin cilindros, cuya combustión hace girar un disco plano en lugar de empujar los pistones. Sus puntos fuertes son sus dimensiones reducidas y un alto nivel de revoluciones por minuto, características que le hacen muy adecuado para coches deportivos.
El nuevo motor rotativo será, según Mazda, “muy compacto, ligero, potente y excepcionalmente silencioso”. Generará energía eléctrica que se almacenará en la batería, que puede ser muy útil en casos de emergencia. Por otro lado, el motor será compatible con gas licuado de petróleo (GLP), de bajas emisiones de dióxido de carbono.
Útil ante emergencias
Así, el primer eléctrico de Mazda se valdrá de un motor de combustión renovado para ofrecer una fuente extra de energía para el vehículo, no para propulsarlo directamente. Para el fabricante japonés el sistema puede resultar muy útil para circular por lugares aislados, en situaciones de catástrofes o cortes de suministro eléctrico. Además, este motor auxiliar usará combustibles respetuosos con el medio ambiente.
De esta manera, Mazda, una de las marcas más centradas en perfeccionar sus motores de combustión que en explorar el segmento eléctrico, se ha lanzado finalmente a la fabricación de estos últimos, aunque renovando tecnologías ya utilizadas en sus coches convencionales.
Coches más limpios
El desarrollo y fabricación de esta nueva gama forma parte de la estrategia ‘Zoom-Zoom sostenible 2030’ de Mazda. Su objetivo final es el de reducir las emisiones de CO2 de sus coches un 50% en diez años. Para ello, se lanzará a la producción de coches eléctricos, con y sin ampliador de autonomía, combinado con el perfeccionamiento de sus modelos de gasolina para adecuarlos a las nuevas normativas sobre emisiones.