El cambio de hora también nos afecta cuando nos ponemos ante el volante.
El noche del pasado 31 de marzo los Estados miembros de la Unión Europea realizarán su último cambio horario. Fue la última modificación antes de que cada país decida si se queda con la hora estival o se pasa de nuevo a la de invierno en octubre de 2019. Pero a partir de esa fecha ya no habrá más cambios.
La decisión, aprobada por la Comisión Europea en septiembre del año pasado, repercute en múltiples beneficios en la actividad de los ciudadanos, especialmente los conductores.
Según la DGT, el cambio de hora puede ocasionar trastornos físicos leves en los conductores y, por otro lado, disminución de la visibilidad por la modificación del horario diurno, que aumenta el riesgo de sufrir un accidente.
Horario de verano: beneficios
Si finalmente España decide quedarse con el horario de verano, a priori el preferido por los españoles por la mayor cantidad de horas de luz, la seguridad vial se verá beneficiada por diversos factores.
El primero, es la desaparición de los trastornos fisiológicos propios de la adaptación al nuevo horario, como la fatiga, el sueño, los dolores de cabeza o la irritabilidad, estados que pueden conllevar más distracciones al volante durante los tres o cuatro días posteriores al cambio.
El segundo factor positivo es que anochecerá más tarde, por lo que la vuelta a casa del trabajo u otras actividades por la tarde se hará con más luz, lo que incrementa la seguridad. En ese momento del día, el conductor está más cansado que por la mañana, incrementándose así el riesgo de distraerse al volante y causar un accidente.
Más horas de luz, pero la misma precaución
La mayoría de estudios sobre seguridad vial concuerdan en que, durante el día, se divisa al otro coche al doble de distancia que durante la noche, más aún si éste lleva encendidas las luces diurnas. Por eso la DGT recomienda cada año, coincidiendo con la llegada del horario de invierno, llevar la luz de cruce encendida durante el día si no se dispone de diurnas.
Se trata de una medida obligatoria en otros países de la Unión Europea, que puede evitar el 10 % de las víctimas mortales en la carretera, según los expertos. Aunque con el horario de verano obtendremos más horas de luz, la disminución de éstas seguirá su curso conforme se avance hacia el solsticio de invierno (21 de diciembre).
Así, quedarse con el horario de verano no debe ser sinónimo de relajarse al volante: hay que llevar la iluminación necesaria para cada momento del día.
Mejoras para profesionales
La medida de quedarnos sólo con un horario y acabar con los dos cambios de cada año puede ser especialmente beneficioso para los profesionales del transporte. La alteración de la rutina de sueño por adelantar o retrasar una hora el reloj no hace descansar del todo al cerebro, alterando su percepción a la hora de conducir.
Eliminar este problema a camioneros o conductores de autobuses es de vital importancia, ya que una distracción puede acabar en tragedia, con numerosas víctimas. Muchos de ellos, obligados a conducir durante o justo después del cambio horario (madrugada del domingo), son los que más pueden sufrir estas alteraciones del organismo.
Por ello, un buen descanso que no se vea alterado por una norma casi inservible y desactualizada acabará beneficiando a todos los conductores.