La firma estadounidense ha confirmado que amplía el número de unidades producidas de su superdeportivo Ford GT. Si en un primer momento, el modelo se presentó con una producción limitada a 500 unidades, la alta demanda que ha tenido el modelo y los éxitos deportivos de su versión de carreras, han llevado a las altas esferas de la compañía a ampliar el cupo en 250 unidades más.
Este modelo nació para conmemorar la victoria de la marca en las 24 horas de Le Mans donde, no solo logró hacerse con el triplete en la edición de 1966, sino que repitió victoria durante cuatro años seguidos y, sobre todo, apartó a Ferrari de una de las competiciones donde más había brillado hasta entonces. La marca del “caballino rampante” nunca regresó de manera oficial a buscar una victoria en la máxima categoría.
Modelo histórico
El modelo hizo regresar a la primera plana de los vehículos más deseados a una marca generalista como Ford. Y, como es habitual en estos casos, crearon mucha expectación con su lanzamiento. Tanto, que mostraron, y enamoraron, a los seguidores de la marca, enseñando en un primer momento el perfil del modelo, pero tardaron mucho en comunicar su mecánica. Finalmente, sería un motor de gasolina con estructura V6 biturbo de 3,5 litros y 652 CV.
Hay quien dice que este modelo, en realidad, es un coche de competición adaptado para la calle. Este proyecto, el del Ford GT, se puso en marcha ante el interés que tenía Ford de regresar a las competiciones de resistencia. Y para ello necesitaba contar con un equivalente homologado para la calle.
Requisitos mínimos
Pero, ojo, que el coche no lo puede comprar cualquiera. Cuando se comunicó el inicio de las ventas del modelo con una edición limitada a 500 unidades, la compañía recibió más de 6.000 peticiones de compra, momento en el que la compañía inició una criba para elegir a quién se lo vendería. Además, no sólo era necesario contar con una holgada cuenta corriente que superara los 500.000 euros en los que estaba valorado el coche.
El objetivo del fabricante al vender uno de sus Ford GT era que el propietario enriqueciera su valor por aquello de “un coche que perteneció a…” (hay que recordar que en Estados Unidos son muy mitómanos con los objetos que han pasado por manos de una celebridad).
Además, por contrato, el propietario debía conservarlo durante un mínimo de dos años, algo que queda firmado por contrato y que ya ha causado algún problema a la marca. El objetivo es no lanzar sus coches, desde el primer momento, al mundo de la especulación.
Ahora queda por saber cuándo se abrirá el listado de pedidos, cuáles serán las condiciones que han de cumplir los futuros propietarios y si se hará algún cambio en su mecánica.