Un hombre de 52 años ha sido detenido después de romper uno de los nuevos radares Velolaser en la provincia de Castellón. No es la primera vez que sucede que un conductor se toma la justicia por su mano y ataca a un radar, aunque esta es una de las pocas veces que lo hace… después de discutir con una pareja de la Guardia Civil de Tráfico y con ellos delante. Sigue leyendo que la historia.; no tiene desperdicio.
Estos radares fueron presentados como la gran novedad del dispositivo que la DGT preparó para la operación especial de Semana Santa. Son de pequeño tamaño, se pueden esconder fácilmente junto a un guardarraíl, una señal de tráfico o una de las nuevas motos de la Guardia Civil. No requieren la presencia de una patrulla a su lado, pues pueden enviar las multas a una patrulla que se encuentre más adelante en la misma vía para dar el alto a los vehículos infractores. Y, justo, esta fue la situación que desencadenó nuestra historia.
Posible infracción
Nuestro conductor, que automáticamente se ha convertido en el héroe para muchos (aunque podrían cambiar de opinión cuando conozcan las consecuencias de su acción), detectó la presencia de un radar Velolaser en la carretera que une Penejaneta y Vall D’Alba, ambas en Castellón.
Al topar con la pareja de la Benemérita les preguntó por el límite de la vía. Se le informó de que estaba establecido en 60 km/h, entendió que había incurrido en una infracción y, como es comprensible en cualquier hijo de vecino, se cabreó. Aunque no es tan comprensible lo que sucedió a continuación.
Conversación subida de tono
Según testifica el infractor, que ha admitido todos los hechos, su tono subió cuando recibió como respuesta de los agentes que “era problema suyo” el haber superado la velocidad máxima de la vía. Ante lo que nuestro protagonista les respondió que si no “les daba vergüenza hacer ese tipo de trabajo”.
Ante la impasividad de los de verde (“es nuestro trabajo”) les quiso enseñar lo que era capaz de hacer con su labor (“mira lo que hago yo con tu trabajo”) por lo que se dirigió a por el radar Velolaser, que estaba adherido a un guardarraíl mediante imanes, lo despegó y lo golpeó en repetidas ocasiones contra la barrera hasta que lo rompió por completo. Se compraron 60 unidades del Velolaser y ahora quedan 59 dado que no ha trascendido que haya habido más problemas con otras unidades.
Abultada multa
Por muchas chanzas que pueda provocar esta historia, las consecuencias que tendrán para el causante del destrozo las va a recordar durante mucho tiempo. Por el momento ha de afrontar el pago de la unidad destrozada, valorada en 14.800 euros, y está acusado de cometer un delito contra la propiedad privada.