Desde el 1 de mayo de este año, todos los nuevos modelos deben llevar integradas en su equipamiento de serie las cámaras de visión trasera de forma obligatoria en el país norteamericano.
Esta ley se acordó en el año 2014, tras un período de lucha entre las entidades que abogan por la seguridad del consumidor y la industria automovilística estadounidense. Así, se pactó un plazo de cuatro años para que todos los fabricantes pudieran adaptarse a esta norma, por la cual las cámaras de visión trasera se instalarán en todos los nuevos modelos que se produzcan a partir de ahora.
A pesar de la obligatoriedad, esta tecnología no supone un gran cambio para las marcas, puesto que casi todos los nuevos vehículos en el mercado ofrecen ya este sistema. El problema se encuentra en que firmas como BMW y Porsche ofertan este elemento como una opción bastante costosa dentro de los paquetes de extras.
Habrá que ver si ahora que su inclusión es obligatoria en el equipamiento de serie, los precios mínimos de los automóviles se ven incrementados (como si se pagase dicha inclusión).
Sólo el principio
Todo empezó hace unos 10 años, cuando el Grupo Advocates demandó a la NHTSA (la DGT estadounidense) para presionarles, dentro de su estrategia por conseguir unos equipamientos de serie más seguros para los conductores, como en su día pasó con la implantación de los airbags o los cinturones de seguridad.
A pesar de haber ganado la batalla, este consorcio ha manifestado que sus siguientes objetivos son conseguir el establecimiento de la frenada de emergencia automática o la advertencia de la salida de carril dentro de los equipamientos estándar de los coches, para aprovechar la tecnología y combatir con ella las muertes en carretera… algo que no debería depender del presupuesto que se tenga para adquirir un vehículo.